Por Emiliano Castro / Letras Libres
Hoy me levanté temprano, tomé mi bicicleta y me dirigí al barrio de La Magdalena.
Me agrada este trasporte de dos ruedas; me permite estar más en contacto con la gente que me encuentro en el camino; saludo a mis vecinos y amigos.
Me gusta mucho, cuando me saludan y me dicen “buen día don Emilio”; porque hay quienes no me llaman Emiliano, o mis amigos que me dicen “Emi” …. En fin.
Les decía, me levanté temprano y fui por mi pan colorado a La Magdalena; después me dirigí al centro por mi atole de granillo, porque eso sí, soy orgullosamente izucarense, orgulloso de mi tierra. Ante todo, consumo local.
Ya de regreso a su pobre casa, me encontré a un amigo que me dijo que, en una columna de opinión de un periódico local, hacían referencia a mi nombre.
Calificativos, señalamientos… bueno, ¡hasta me cambiaron de nombre!
Para ser honestos, sí me causó intriga, nunca compro ese periódico. Ese que, ante la poca, nula o inexistente creatividad copian el nombre de un diario de prestigio estadounidense The New York Times y lo desprestigian en la región.
Bueno, en la columna que es firmada por quien dirige dicho periódico y también una radiodifusora, se lanza en mi contra, por los señalamientos que he hecho de la relación del candidato Lorenzo Suárez con la organización Antorcha Campesina.
Y ¿qué creen?, en la misma columna nos explica por qué su enojo; aquí un fragmento: “REFERENTE A LA OTRA RADIO, EFECTIVAMENTE, EL SEÑOR LORENZO SOLO NOS ALQUILA EL TERRENO DONDE SE ENCUENTRA INSTALADA NUESTRA ANTENA DE TRANSMISIÓN DE LA RADIO”.
Ahí está su enojo.
Y cómo no, al padrino nadie lo toca y menos cuando se tiene a todo un equipo de gente que se dicen periodistas y que utilizan el micrófono para vomitar críticas contra quienes les instruyen que lo hagan.
Hay quienes dirían que Lorenzo, no tiene la culpa (yo digo que sí). Más bien los, dizque, comunicadores que quieren quedar bien y buscan la chuleta a costa de todo y de todos.
A costa de la objetividad, la mayor regla en el periodismo; pero, para qué hablamos de conceptos ajenos al quehacer diario de esa radio o ese periódico.
Me parece que alguien sensato dejaría a un lado sus intereses personales, sobre todo cuando dirige una radiodifusora que se dice COMUNITARIA. Al parecer no es así.
Yo sigo mi camino, que en mi casa me espera mi familia, para hablar de mejores cosas; disfrutar de mi pan colorado, mi atole de granillo y de mis seres queridos…. ¡Qué más pido, primo!
El veneno de la serpiente, que se quede en su saliva; y en bici no me alcanza, ni metiendo sexta.
Nos leemos en la próxima, siempre y cuando los astros así lo permitan.