El 10 de marzo de 2023 nos cambió la vida, me cambió la vida en todos los aspectos y fue ahí donde pude comprender más a fondo los momentos de la periodista Lydia Cacho; la cual fue detenida en el estado de Quintana Roo, privada de su libertad durante 20 horas por policías judiciales de ese entonces, siendo torturada y encarcelada por el régimen del gobernador Mario Marín Torres, quien al día de hoy se encuentra en un penal, acusado de diferentes delitos cometidos contra la escritora.
Asimismo, entiendo de mejor manera los hechos del 26 de septiembre de 2014 en el país, un hecho que consternó a la sociedad mexicana: la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa, detenidos por la Policía Municipal de Iguala y un grupo delincuencial llamado “Guerreros Unidos”.
Hoy, a través de las diligencias que han realizado los investigadores independientes, se confirma que las órdenes vinieron del presidente municipal de Iguala, Jesús Abarca y de su esposa.
Soy una joven mujer, reportera y estudiante que en estos días he analizado el tema con mayor profundidad, sobre las fuerzas del estado y las organizaciones delincuenciales, las cuales tienen algo en común: ambas practican la privación ilegal de la libertad, la tortura y la trata de personas, similitudes que no deberían suceder ni seguir permitiéndose.
Hoy, a un mes de la detención arbitraria, inhumana y cruel que ordenó la edil Irene Olea, por la cual nos tuvieron detenidas alrededor de 6 horas, donde fuimos privadas de nuestra libertad, incomunicadas, amenazadas, violentadas física, psicológica y sexualmente por elementos de la Policía Municipal.
Puedo afirmar que ha sido el momento más difícil de toda mi vida, donde tuve emociones encontradas, al no saber si volvería a ver a mis seres queridos, por las diversas amenazas.
Serán las autoridades quienes investiguen y consignen a los diferentes responsables, quienes deben aclarar cuál fue la participación de la ciudadana Irene Olea, de Antonio Guevara Palafox (esposo de la actual edil), de Francisco Pichardo (Secretario particular), los cuales fueron los primeros en enterarse y dieron las órdenes de seguirnos y de capturarnos ilegalmente.
¡Y esto, solamente por cubrir como reporteras y acompañar como mujeres a la colectiva “Marea Púrpura” que se estaban manifestando EN CONTRA DE LA VIOLENCIA HACIA LA MUJER!
Hoy a un mes, la impotencia y el enojo siguen presentes, porque los agresores responsables siguen en libertad, respaldados por la autoridad, la misma que les ordenó detenernos.
Es inadmisible que una mujer sea la principal victimaria de otra mujer, que la violencia contra las mujeres sea promovida por otra mujer. La cual utiliza su poder para amedrentar, hostigar y violentar los derechos humanos.
¡HOY A UN MES, EXIJO JUSTICIA, EXIJO TODO EL PESO DE LA LEY Y QUE LAS AUTORIDADES DEL ESTADO Y DE LA FEDERACIÓN DEN CON LOS RESPONSABLES MATERIALES E INTELECTUALES,DE ESTOS HECHOS CRUELES E INHUMANOS!