Los ciudadanos de las primeras dos décadas del siglo XXI ya no son los mismos, y aunque se diga que son manipulados y dominados por el sistema, están al día y saben lo que le duele al país.
La gente hoy reacciona más a todo, está en todo, los discursos políticos los escuchan pero no los creen porque tienen desconfianza.
Hoy, los partidos y los políticos gastan cientos y miles de millones de pesos en publicidad, los ciudadanos no los toman en cuenta, creen que son verdades a medias, o de plano mentiras, lo que les dicen.
Ante una elección decisiva cómo será la del uno de julio, los partidos, los candidatos, se enfrentan a una sociedad más abierta y crítica.
Hoy a quienes creíamos los más humildes, atrasados e ignorantes, nos dan cátedra en muchos temas. Vayamos por ejemplo a la Sierra Norte o a la Mixteca y hablemos con cualquier ciudadano, nos sorprenderá lo que dice y lo que piensa.
El modelo económico ha generado mucha pobreza en millones de mexicanos, y sobre todo desigualdad social, la gente siente los efectos de un sistema que privilegia a un sector y abandona a la gran mayoría.
Este efecto del modelo ha causado al mismo tiempo que los ciudadanos estén más alertas a todo, más desconfiados, más informados de lo que ocurre y más organizados.
Por eso vemos que la sociedad civil tiene cientos o miles de organizaciones dedicadas a diversas actividades como es: arte, cultura, política, deporte, cine, ecología, campo, etcétera, la sociedad está organizada para mil cosas.
Es esa sociedad integrada principalmente por gente joven, menor a los 45 años, es la que va a enfrentar la elección del uno de julio, ahora esa sociedad está preparando lo que va a decidir ese domingo memorable.
Esa sociedad de jóvenes no es cualquiera, ya no es la que le lavan el cerebro a través de los mensajes publicitarios por radio y televisión, ya no es la que responde mecánicamente a frases como: “Los ciudadanos tenemos derecho a decidir lo que nos conviene, todos vamos a decidir por México”. Eso ya no funciona, ya no sirve, esa publicidad está de más, es costosa y la pagamos todos, los beneficiarios directos son los medios electrónicos.
Esta sociedad nueva ya no se deje llevar por el canto de las sirenas, sabe muy bien lo que está sucediendo, lo que son los partidos y los políticos, se ha vuelto desconfiada de todos.
Esta sociedad nueva tiene lo que le da el sistema: tres partidos políticos y las llamadas candidaturas independientes, las que al mismo tiempo les pone mil requisitos para que se concreten (un millón de firmas de ciudadanos para los aspirantes a candidatos presidenciales, en Puebla 132 mil para los que aspiren al gobierno del estado).
Es lo que el sistema les ofrece, son las opciones que les da para que voten el uno de julio, el sistema se asegura que la sociedad tenga poco margen y que casi tenga que decidir por la derecha o la derecha.
El sistema aceptó registrar a Movimiento Regeneración Nacional (Morena) porque no le quedó de otra porque supuestamente atenta contra sus intereses pese a que ese partido nunca se ha declarado ser de izquierda, mucho menos de tendencias socialistas, más bien es un partido humanista que busca el bien común, lo que tampoco representa una seguridad para los ciudadanos, porque a la hora de gobernar las cosas llegan a cambiar.
Ahí están las opciones políticas que tiene esa nueva sociedad en México. Esa sociedad no la tiene fácil, esto independientemente de que el sistema prepare todo como siempre para impedir que el poder se le vaya de las manos.
Esa nueva sociedad está observando lo que dice cada uno de los tres candidatos, dos representante dignos de la derecha y uno que no es ni de derecha ni izquierda y que se sitúa en un punto intermedio.
Se diga lo que se diga pero los ciudadanos están observando a Morena y a su candidato, al que ya conocen desde el 2006 cuando fue por primera vez candidato presidencial, para la sociedad mexicana López Obrador ya es un político conocido, conocen sus aciertos y su fallas, sus fortalezas y debilidades.
También esa sociedad observa a uno o dos de los que serán candidatos independientes, si es que lo logran porque los candados son muchos.
Esa nueva sociedad, si bien muy metida con las nuevas tecnologías, está muy pendiente de lo que sucede, de las opciones que tiene, sabe que el uno de julio deberá tomar una decisión irreversible.
Esa sociedad golpeada duramente por la inseguridad, el desempleo, los elevados precios de productos y servicios, por la corrupción, tiene que reaccionar de alguna forma, y la elección de uno de julio será la oportunidad para que lo haga.
A estas alturas ya se tiene tomada la decisión, habrá muchos miles, millones quizás, que apoyen a los partidos del sistema porque viven bien, tienen lo necesario y hasta se dan lujos, es la clase media y la clase media alta, para ellos las cosas marchan bien por lo que no es necesario hacer cambios de gobierno y sistema, aunque este sector es muy golpeado por la inseguridad y los elevados impuestos.
Sin embargo, existen otros millones de mexicanos, que son mayoría, los que no dicen lo mismo, son los que van a definir las cosas. Será un juego de fuerzas, será como el juego ese de quienes por un lado jalan una soga y por el otro hacen lo mismo para ver quién tiene más fuerzas.
Lo cierto es que quienes lucharán en las urnas son gente joven, consciente, inteligente, informada. Es probable que haya traiciones y unos se pasen al grupo enemigo, de todas maneras las mayorías vencerán.
Alguien me decía que en la sociedad mexicana no hay cultura política sino intereses, que esta elección la ganará quien más dé, quien más gaste, que miles venderán su voto al mejor postor, es probable, pero aún así esta sociedad votará por dos cosas: el continuismo del estado de cosas, o por un cambio de timón y por lo tanto de dirección.