Por: Martín Peña Velázquez
La reciente reforma laboral, aún cuando se aprueba por presión internacional, contiene propuestas por las que han luchado los sindicatos independientes. Esta reforma no pone en riesgo el sindicalismo, lo fortalece, lo que hace a un lado son ciertos privilegios de los llamados líderes charros y deja fuera a los sindicatos blancos.
La reforma desaparece las Juntas de Conciliación y Arbitraje y se crean los Tribunales de lo Laboral para que los trabajadores ejerzan sus derechos y lo logren a través de la justicia.
Sin embargo, las representaciones de las grandes centrales oficiales de trabajadores mostraron su desacuerdo, porque se establece el voto libre y secreto de los trabajadores para elegir a sus representantes.
El voto libre y secreto puede ser un antídoto para el voto corporativo hacia un partido determinado. Esta reforma laboral puede abonar a la democracia y en consecuencia, el ingrediente principal de las próximas elecciones de 2018 sería la violencia.
Como lo declaró en su momento el hoy extraditado Zhenli Ye Gon, que los 205 millones de dólares encontrados en su domicilio eran para desestabilizar el nuevo gobierno en caso de que ganara otro candidato.
Hoy el dinero sucio es más fuerte y la estrategia puede cambiar: usarlo antes, durante y después de las elecciones, con diferentes formas de violencia, desde el bullying cibernético hasta la violencia de las armas.
Se espera exista prudencia entre quienes quieren conservar el poder. No se vale el “copelas o cuello”.
La reforma laboral educativa ha puesto en estrés a los camaradas que presentaron exámenes y a pesar de aprobarlo están obligados a atender por lo menos dos cursos en línea, sin descuidar la preparación de clases, ni las comisiones que les asigna la dirección de la escuela, también atienden la captura y envió de información a través de la red en plataformas exprofeso pero que tienen hora y fecha de cierre sin considerar que los servidores no tienen capacidad de atender la demanda y esto obliga a desvelos para poder cumplir con el trabajo.
Cuentan que precisamente la falta de trabajo ha favorecido la creciente ola de delincuencia en toda la mixteca y en especial en la ciudad de Izúcar.
Sin embargo, por las características de los que delinquen, se puede suponer que son las adicciones las que obligan a robar a los que se han hecho esclavos de las drogas; porque es una realidad, el consumo de estupefacientes crece cada día, por lo que se hace necesario que los padres de familia tengan acercamientos con sus hijos y creerles lo que cuenten relacionado con las drogas para poder alejarlos de los vicios.
En las escuelas saben y se dan cuenta de quiénes están detrás de la distribución de estupefacientes a los alumnos de secundaria y bachillerato principalmente, aunque no se descarta la distribución en escuelas primarias.
Sin embargo el nuevo sistema penal inhibe cualquier intento de denuncia. Combatir a los cárteles de las drogas es tarea encomendada a las policías y el ejército, detener el consumo es tarea de todos, de papá, de mamá, de abuelos, tíos, de toda persona mayor con valores.
Porque no hay que descartar que cualquier persona es susceptible de convertirse en adicta sin considerar sexo y edad, pero el mayor riesgo es para la niñez y juventud.