Gabriel Sánchez Andraca / Semana Política
En medio de la crisis mundial por culpa del coronavirus, la dirigencia provisional de Morena, a cargo de Alfonso Ramírez Cuéllar, ha iniciado los trabajos previos para la elección del Comité Nacional del partido en el poder en México.
No parece que vaya a ser una empresa fácil, pues a pesar de que hay consenso en que el piso debe ser parejo, como dijo el dirigente provisional, “el problema es que unos lo ven más parejo que otros y por eso aún no se logra un acuerdo”.
Ramírez Cuéllar dijo que todos firmaron el acuerdo, “pues no queremos volver a llevar los diferendos al litigio Judicial en los tribunales”.
Hay cuatro aspirantes a dirigir nacionalmente a Morena, para consolidarlo como partido político y poder ya trabajar en apoyo real al presidente López Obrador y su 4T, y no dejarlo solo, como ahora está.
Los aspirantes deberán renunciar a los cargos que actualmente ocupan para poder participar: el que ostenta el cargo de secretaria general del partido, Yeidckol Polevnsky; la presidenta del Consejo Nacional, Bertha Luján; el líder de los diputados federales de Morena, Mario Delgado, y Alejandro Díaz Durán, quien dejó el cargo que ocupaba desde el año pasado.
El problema realmente lo constituyen las dos mujeres, doña Yeidckol y doña Bertha, que se parecen a don Gabino Barreda, el del corrido, porque “no entienden razones”. Ambas quieren la presidencia a como de lugar.
Costó mucho trabajo lograr que la señora Polevnsky dejar la presidencia provisional del partido para que se pudiera convocar a elecciones. Ahora habrá que convencerla de que deje la secretaría general, para que realmente haya piso parejo.
Bueno pero ahora hay un límite de tiempo, impuesto por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y tendrán que ajustarse a él.
El no ser un auténtico partido político, por falta de estructura, de organización, por carecer de una línea ideológica común, lo que no les permite la unidad, y eso provoca indisciplina, los morenistas no pueden ser un fuerte apoyo, como lo requiere, para el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que tiene que defenderse solo de sus adversarios conservadores y oportunistas, que a través de medios que les son adictos lo atacan abierta o simuladamente, y lo culpan hasta de la pandemia del coronavirus.
En el mismo caso que el presidente, está el gobernador del estado de Puebla, Luis Miguel Barbosa Huerta. Estamos de acuerdo en que numerosos diputados de Morena, muchos ayuntamientos encabezados por morenistas, merecen la crítica reprobatoria de los ciudadanos o de otros partidos, pues por su falta de oficio, por su carencia de sensibilidad política y social, no han respondido a las expectativas que la ciudadanía esperaba.
Y si a eso se agrega la desorganización, las ambiciones personales y de grupo, tendrá el panorama al que Morena se enfrentará el año próximo, cuando tengan que renovarse en Puebla los 217 ayuntamientos y las diputaciones locales.
Barbosa Huerta es un político hábil y bien intencionado, pero su partido no lo ayuda por sus divisiones y pleitos internos, y ante eso, el político más hábil, mejor preparado, mejor entrenado; poco podrá hacer para salir adelante.
Esta será la última semana de clases en las instituciones educativas, tanto de kínder como de las universidades. Por disposición de las autoridades educativas, las vacaciones de Semana Santa, se prolongarán hasta el 30 de abril, es decir, poco más de diez días del periodo vacacional previsto.
La causa de esto, como del cierre parcial de algunas oficinas públicas, tanto en el gobierno estatal como en los municipales; la suspensión de actos masivos como la procesión de Semana Santa, ferias y eventos artísticos, han sido frenados.
Se cree que con las medidas adoptadas y con las que cada quien decida realizar para elevar sus autodefensas, así como para mantener una higiene adecuada, podrá vencerse la epidemia, que hay que decirlo, no ha avanzado mucho en nuestro país, pero podría hacerlo si no nos prevenimos a tiempo.