Gabriel Sánchez Andraca
Diversas corrientes priístas se están pronunciando ya por el cambio de dirigencia nacional, pues consideran que la actual, presidida por Alejandro Moreno Cárdenas, “Alito”, ya dio todo de sí y su gestión ha sido un fracaso.
La ex dirigente nacional del partido tricolor, Dulce María Sauri, dijo que el PRI y la oposición en general, debe crear un proyecto alterno al del presidente, porque no lo hay; Roberto Madrazo, también ex presidente nacional del Revolucionario Institucional y ex candidato de ese partido a la Presidencia de la República, consideró que Moreno Cárdenas debe dejar la presidencia del partido, para que haya una dirigencia de consensos.
Otros destacados priístas, están solicitando lo mismo: cambiar al comité nacional del PRI, que encabeza “Alito” y que, pese al tiempo transcurrido, todavía no se ha dado cuenta de la realidad política que está viviendo este país.
Tanto el PRI como el PAN, herederos de las corrientes políticas surgidas desde el siglo XIX, que dieron origen a los partidos liberal y conservador, en los tiempos de la Reforma y ya con la Revolución triunfante, se convirtieron en lo que ahora son; perdieron la noción de la realidad, después de su derrota en el 2018 y conformaron una alianza que solo se ha dedicado a criticar al actual gobierno y a obstaculizar su trabajo, sin aportar ningún nuevo proyecto y provocando confusión entre sus militantes.
Tan grave es el caso de la alianza “Va por México”, integrada por el PRI, el PAN y el agónico PRD, que están siendo guiados en la lucha contra López Obrador y su partido Morena, por un empresario derechista y no por un político.
Los políticos como Moreno Cárdenas y Marko Cortés del PAN, no tienen ninguna de las cualidades que deben tener los políticos: sensibilidad social y política, y oficio político.
Su falta de realismo, en el caso del dirigente del PRI, Moreno Cárdenas, lo ha llevado a pensar que es el lógico candidato de “Va por México”, a la presidencia de la República, y lo mismo debe pensar Marko Cortés, sólo que no lo ha expresado.
La alianza opositora está tan fuera de la realidad, que las elecciones del pasado domingo, las considera un triunfo para ellos, por haber ganado Aguascalientes y Durango, estados que, según las encuestas, ya daban por perdidos desde mucho antes de las elecciones.
No quieren darse cuenta que el PRI perdió los estados de Hidalgo y Oaxaca, el primero con 93 años de haber estado gobernado por ese partido, y el segundo, también priísta de tradición y de haber perdido Tamaulipas, en manos del PAN, así como Quintana Roo, donde el PRI tenía importante presencia.
LO BUENO ES QUE LAS BASES DEL PRI YA DESPERTARON, y están exigiendo el cambio de dirigentes. Si no lo hacen, corren el peligro de desaparecer a su partido que, en el caso de Aguascalientes, está a un paso de perder su registro, por no alcanzar el 3 por ciento de la votación, porcentaje mínimo para mantenerlo.
LA “ESTRELLA DE PUEBLA” NO EMPIEZA A DECLINAR, ya está en el suelo casi desde que empezó. Esa rueda de la fortuna, que costó millones, ha estado descompuesta a la par de que fue adquirida y lo sigue estando.
Lo malo es que se requieren 100 millones de pesos para repararla, y el gobierno estatal no está dispuesto a afrontar ese gasto. Por tal motivo, se dará en administración a un organismo privado para que se haga cargo de ella.
La que fue llamada “Estrella de Puebla” fue adquirida en el gobierno del panista Rafael Moreno Valle Rosas, y como todas las obras de ese gobierno, no ha reportado ningún beneficio social, como no lo han tenido las ciclopistas o el teleférico y otras cosas.