Nicolás Dávila Peralta / Punto de Vista
En ese lenguaje despectivo que utiliza el presidente de los Estados Unidos Donald Trump, ha arremetido nuevamente en contra de los migrantes latinos al señalar que algunos de ellos, en referencia a los centroamericanos identificados como miembros de la Mara Salvatrucha y a “otros criminales” como animales. These aren’t people, these are animals, escribió en su cuenta de twitter.
Por más peligrosas que sean las bandas salvatrucha, calificarlos como “animales” es un nuevo incentivo para reforzar las actitudes antimigrantes en sectores conservadores de la unión americana; sobre todo, porque este calificativo responde a una constante en la política de Donald Trump con referencia a los migrantes latinos.
Habrá que recordar otras ocasiones en las que el gobernante estadounidense ha calificado a quienes emigran hacia su país, procedentes de México y de Centroamérica como “violadores” y “asesinos”, además de que éste ha sido su principal argumento para impulsar la construcción del muro fronterizo: señalar que a su país ingresan “violadores, asesinos y drogadictos”.
El calificativo de animals, usado por Trump, se ubica dentro de su política antimigratoria que incluye las medidas de su gobierno en contra de los drimers, el endurecimiento de las medidas en contra del ingreso ilegal de latinos al país y los embates en contra de México porque considera que no se ha plegado totalmente a sus exigencias de frenar la migración centroamericana.
Aun cuando sus palabras han reforzado la actitud de sectores de la derecha racista estadounidense en contra de los latinos -como se vio en la reacción de un comensal de un restorán de Nueva York en contra de meseras que conversaban en español-, ha habido reacciones de sectores políticos demócratas, organizaciones migrantes, medios y líderes de opinión.
Habrá que recordarle a Trump y a esos sectores racistas estadounidenses que los únicos habitantes originales del país del norte son las tribus indígenas hoy ubicadas en reservas indias para identificarlas como ciudadanos de segunda o tercera, en un país donde blancos, mestizos y afroamericanos han tenido su origen en la migración.
Es grave que un país integrado por descendientes de migrantes ingleses, alemanes, italianos, chinos, africanos y de otras nacionalidades, hoy se asuma como dueño de territorios arrebatados tanto a los indios como a México y España, y su gobierno y sectores de su población rechacen la migración actual de latinos, principalmente; latinos que, además han contribuido de manera relevante al desarrollo económico y hasta militar de los Estados Unidos.
Esto fue recordado en las reacciones de amplios sectores norteamericanos a las palabras de Trump. El líder de los demócratas en el Senado, le recordó al mandatario: “cuando todos nuestros tatarabuelos llegaron a Estados Unidos, no eran ‘animales’ y esta gente tampoco”.
¿A dónde irá Margarita?
La sorpresa de la semana pasada fue la renuncia a la candidatura presidencial de la candidata independiente Margarita Zavala Gómez del Campo, esposa del expresidente Felipe Calderón Hinojosa y exmilitante del Partido Acción Nacional, instituto del que salió por su confrontación con el hoy candidato Ricardo Anaya.
Aun cuando ella misma descartó que su renuncia significara declinación por alguno de los dos candidatos que coinciden con sus propuestas: José Antonio Meade o Ricardo Anaya, los equipos de ambos aspirantes han invitado a Zavala a unirse a sus equipos. Incluso López Obrador, haciendo cuentas alegres, considera que algunos seguidores de la exprimera dama se unirán al proyecto de la alianza Juntos Haremos Historia.
En las próximas semanas veremos, sin duda, hacia dónde se inclinan los simpatizantes de Margarita y a cuál de las tres alianzas favorecerá su declinación; entonces veremos hacia dónde va Margarita.