Nicolás Dávila Peralta
Alternativa por México” (2019), “Frente Nacional AntiAMLO” (2020), “Sí por México” (2020), “Va por México” (2020), son las principales iniciativas de la oposición de carácter empresarial y partidista que se han creado para hacer frente al actual gobierno federal, todas con un solo objetivo: atacar y desprestigiar al presidente Andrés Manuel López Obrador y al partido que lo llevó al poder.
Como en una cadena, una organización ha sucedido a la otra, tan pronto como se percibe su inutilidad. “Alternativa por México” no pasó de ser un membrete sin fuerza ciudadana ni política, se redujo a las marchas de gente de clase media alta en automóviles con pancartas en contra del comunismo. Lo más sobresaliente del “Frente Nacional AntiAMLO” (FRENA) fue su plantón en el zócalo, donde su mayor ridículo fueron sus tiendas de campaña vacías,que volaron por los aires como papalotes.
Luego, los empresarios de extrema derecha fundaron “Sí por México”, con la intención de unir en su proyecto a los que fueran los tres principales partidos hasta 2018: PAN, PRI y PRD. Pero el nombre de su organización revelaba su tendencia política: “Sí por México” era semejante al lema de la derecha chilena que pedía la continuidad de la dictadura militar: “Sí por Pinochet”.
Los partidos convocados se dieron cuenta y entonces, los empresarios cambiaron el nombre por el de “Va por México” y crearon la alianza que en medio de contradicciones busca candidatos para 2024, donde el PRI tiene a su cargo las elecciones en los estados de Coahuila y México para este 2023 y el PAN escogerá los candidatos a la Presidencia de la República y la Ciudad de México, mientras el decadente PRD sólo está para aplaudir.
Pareciera que Va por México era el último esfuerzo de la oposición política y empresarial por volver por sus fueros neoliberales; sin embargo, como Lázaro el de Betania, un grupo de políticos de antaño resucitaron a la política y la semana pasada dieron a conocer la iniciativa “Punto de Partida”.
En la presentación de esta iniciativa estuvieron Francisco Labastida Ochoa, primer candidato presidencial del PRI en perder ante el neopanista Vicente Fox; José Narro, que mucho debe en el desastre de la estructura nacional de salud; la panista Josefina Vázquez Mota, también candidata perdedora; el jurista Diego Valadés y Martha Tagle, diputada federal por Movimiento Ciudadano. Fuera de ella que fungió como maestra de ceremonias en la presentación del proyecto en el World Trade Center en la ciudad de México, el resto de los convocantes son políticos de 65 a 85 años de edad.
Es curioso cómo en el documento pintan un México en ruinas y un gobierno autoritario, igual que la continua propaganda que difunde la oposición de derecha en las redes sociales.
En contraparte, llaman a la unidad, a escuchar a todos y avanzar hacia un país donde prevalezca el respeto, el encuentro, la deliberación.
Sólo que hay tres factores que ensombrecen estas buenas intenciones: la trayectoria política de los convocantes, la vaguedad de sus propuestas y la presunción de que tras bambalinas se encuentra un partido que busca fortalecerse a costa de estos políticos y académicos de la tercera edad.
Los miembros de la clase política reunida en el World Trade Center, fueron los mismos que contribuyeron a implantar y mantener el sistema político y económico que hizo tanto daño a México, ese México neoliberal que no escuchó al pueblo, que impuso un sistema que amplió la desigualdad, que congeló los salarios; políticos que decidieron el futuro del país desde sus escritorios, sin conocer la realidad que vive el ciudadano común.
Cuauhtémoc Cárdenas, quien estaba incluido como uno de los convocantes, se deslindó de este grupo de veteranos, argumentando que lo hacía “a partir de consideraciones de carácter político”.
Las propuestas llaman a la unidad y al diálogo, pero no concretan un verdadero proyecto político y económico para el futuro.
Además, detrás de esta iniciativa aparece el rostro del partido político Movimiento Ciudadano, un partido que coquetea con la alianza Va X México, creada por empresarios de extrema derecha en donde se mezclan en una extraña propuesta electoral un partido que nació liberal, otro antirrevolucionario y una más que quiso ser de izquierda.
Ya veremos en los próximos meses hacia dónde apunta este “Punto de partida”, este consejo de ancianos que han resucitado con la intención de seguir siendo actores en la política mexicana.