Punto de Vista/ Nicolás Dávila Peralta
Una estrategia de carácter anónimo se ha desatado en las líneas telefónicas en contra del candidato a la Presidencia de la República por la alianza Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador; desde números locales y extranjeros, se contacta a los usuarios con el pretexto de encuestas que concluyen con mensajes orientados a infundir miedo entre los electores.
“López Obrador propuso que se les dé amnistía a quienes han participado en delitos de narcotráfico. ¿Tú estás a favor o en contra de que se perdone a quienes cometieron delitos relacionados con el tráfico de drogas?”, reportan algunos usuarios; otros han recibido llamadas en donde se les advierte que de votar por López Obrador están cobijando a delincuentes, y califican de tales a Nestora Salgado y Napoleón Gómez Urrutia, candidatos a legisladores por Morena, calificativo que les ha endosado José Antonio Meade, candidato priista.
Otros advierten que de ganar el candidato de la alianza Juntos Haremos Historia los empresarios podrían sacar sus capitales del país, se frenarían las inversiones y preguntan: “¿Tú estás de acuerdo con que López Obrador se pelee con los empresarios, aunque ponga en riesgo la inversión nacional y extranjera y la creación de empleos?”
La campaña ha generado una reacción inmediata de los ciudadanos que califican estas llamadas como amenazantes; el candidato López Obrador ha conminado al Instituto Nacional Electoral (INE) a tomar cartas en el asunto y frenar esta estrategia, a lo que el INE ha respondido que ya ha iniciado la investigación.
Estas acciones pueden ser una violación a la Ley de Protección de Datos Personales, al presumirse una filtración de datos, en concreto números telefónicos particulares. Asimismo, las llamadas que buscan infundir miedo en el electorado, viola la Ley General en Materia de Delitos Electorales al ser actos que provocan temor o intimidan al electorado, violando así la libertad de voto.
Es evidente que esta campaña anónima, responde a una estrategia de quienes han simplificado la contienda por la Presidencia de la República como una disyuntiva solo entre dos opciones: seguir con el modelo establecido desde el sexenio de Carlos Salinas o “regresar al pasado”. En el fondo las amenazas pueden interpretarse como un “si hoy estás mal, con AMLO estarás peor”.
Video contra Anaya: ¿a quién beneficia?
El pasado jueves se difundió, primero en el canal 40 y luego en el noticiero estrella de TvAzteca, un video que también se subió a YouTube, en el que presuntamente se revelan los nexos del candidato de la coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya con la familia Barreiro, empresarios de Querétaro involucrados en la triangulación de recursos que favorecieron al aspirante panista.
El video no tiene pierde; a través de una presunta conversación entre un hermano de Manuel Barreiro y una empresaria argentina, cuyo nombre no aparece, se revela el mecanismo del lavado de dinero en beneficio de la campaña electoral de Anaya. La trasmisión concluye con una afirmación del empresario de que de ganar Ricardo Anaya la contienda electoral, “se nos abren las puertas para lo que queramos; entonces, con eso, nos vamos al cielo”.
Aquí también están las preguntas: ¿quién filtró la información? ¿A quién beneficia su difusión?
Una primera mirada podría hacernos creer que el primer beneficiado sería López Obrador, al esperarse un descenso de Anaya en las encuestas. Sin embargo, si analizamos con más detalles, podríamos llegar a la presunción, y solo presunción, de que nos encontramos ante una estrategia del PRI, para bajar a Anaya y subir a Meade a segundo lugar y tener más probabilidades de aspirar a un triunfo.
Retazos
En estas elecciones nos enfrentamos a casos en donde algunos candidatos de partidos o alianzas mantienen vínculos familiares con gobernantes anteriores. Esto, sin duda es total y absolutamente legal; no existe en la legislación impedimento alguno para que se postulen; sin embargo, siempre existe el riesgo, sobre todo a niveles municipales, de que se vayan creando grupos políticos dominantes que podrían, en algunos casos, llevar a la creación de cacicazgos.