Punto de Vista / Nicolás Dávila Peralta
Conforme se acerca el 1 de julio, los partidos intensifican sus campañas, en tanto que varios sectores de la sociedad mexicana aclaran sus posturas frente a las elecciones presidenciales, de acuerdo, claro está, a sus intereses corporativos. Tal es el caso del sector empresarial que en las últimas semanas se ha visto inquieto por las propuestas del candidato de la alianza Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador.
Esto es claro, porque los otros dos candidatos que contienden a través de alianzas de partidos: José Antonio Meade Kuribreña (PRI-PVEM-Panal) y Ricardo Anaya (PAN-PRD-MC) proponen seguir el mismo modelo económico que México ha padecido a partir de la presidencia de Carlos Salinas de Gortari, en 1988, que a través de una política de libre mercado adelgazó el tamaño del Estado, privatizó las empresas estatales, incluyendo aquellas que habían sido consideradas como estratégicas para la seguridad nacional, como la telefonía, los ferrocarriles, los puertos y aeropuertos.
Una política que ha vinculado el desarrollo del país a los lineamientos de los grandes capitales internacionales y que ha revertido las reglas de la relación empresa-trabajador, en perjuicio de éstos; política que ha abierto una gran brecha entre la clase dueña del capital y una amplia mayoría de mexicanos que se empobrecen cada día más.
Como lo señaló recientemente Daniel Kerner, director de Eurasia Group para América Latina, la política económica de México ha sido favorable para los inversionistas locales y extranjeros. Aun cuando considera que la postura de López Obrador no es radical, sí genera preocupación entre las empresas y los inversionistas. Y es claro, éstos han sido los principales beneficiarios de una política que favorece la acumulación de capital y la depreciación de los salarios, es decir: empresarios más ricos y trabajadores más pobres.
Así se entiende la embestida de los empresarios más ricos de México, quienes de una u otra manera intentan inducir el voto de sus trabajadores y empleados en contra del candidato de la alianza Juntos Haremos Historia.
Así el dueño de la empresa de alimentos Herdez empezó a sembrar el miedo al advertirle a sus trabajadores que deben prepararse ante una posible crisis económica en el país, derivada de las elecciones presidenciales.
El Grupo México pidió a sus trabajadores no votar por un modelo populista; petición que también hizo la empresa Vasconia con el mismo argumento: no al populismo.
Los empresarios de éstas y otras empresas como FEMSA y Kimberly Clark de México, consideraron que las propuestas de López Obrador son un regreso a los tiempos de Luis Echeverría y José López Portillo. En tanto que FINSA, exhortó a sus empleados a reconocer los avances que el país ha tenido en el gobierno de Enrique Peña Nieto.
El dueño de Palacio de Hierro, el segundo empresario más rico de México, abiertamente llamó a votar por el candidato que tenga mayor probabilidad de vencer a AMLO.
Sin duda, todos y cada uno de los ciudadanos tenemos derecho a simpatizar con alguno de los cuatro candidatos a la Presidencia de la República; pero también tenemos la obligación de respetar la voluntad cívica de los demás ciudadanos.
Ahora bien, las alertas de estos empresarios, y algunos otros, responden indudablemente a las dudas sobre cuál será el nuevo rumbo económico de ganar la opción Juntos Hagamos Historia.
Pero la alerta de los grandes capitalistas mexicanos conlleva una amenaza seria para el futuro de México: la de que en caso de ganar la Presidencia la alianza Juntos Haremos Historia, ellos desaten una fuga de capitales, a fin de provocar una crisis económica para justificar sus advertencias, desestabilizar al gobierno entrante y frenar cualquier intento de cambio en el modelo económico.
Esto sería muy perjudicial para el país; aun cuando ellos buscarán con esta crisis fabricada por ellos mismos frenar cualquier cambio, sobre todo si éste resulta inoportuno para los intereses de quienes han vivido en los últimos 35 años incrementando su riqueza a costa de más de 50 millones de mexicanos en la pobreza.