Por: José Oscar Padilla Lobato
El pasado viernes 20 de Octubre del presente, se llevó a cabo la presentación del libro de mi autoría: “Los niños no vienen de Paris: los miserables del siglo XXI” en la mediateca de la Alianza Francesa de Puebla, misma que contó con la destacada participación del maestro Rafael Velasco Oliver en calidad de comentarista de la obra, destacó algunas líneas del pensamiento progresista, democrático de Víctor Hugo autor de los miserables y que se reedita a ésta época en México con su paralelismo en Francia con los cinturones de miseria, y en épocas críticas como la generación X del 68 y la de los millennial que ahora a parecen despertar con una nueva conciencia social a causa de los sismos del 19 de septiembre.
El maestro Velasco destacó que más allá de las recetas de las fuerzas de extrema derecha y extrema izquierda, no hay recetas mágicas para resolver las condiciones de miles y millones de miserables de una forma súbita, porque la pobreza y miseria son fenómenos de carácter histórico-estructural.
Este libro lo dedico a dos grandes maestros que han dejado huella en mi mente y mi corazón aparte de las dedicatorias convencionales: José Suárez Donoso y Alan Toraine, con el primero logré con sus enseñanzas abrir mi mente al mundo y con el segundo, a pesar de ser considerado una vaca sagrada de las ciencias sociales, con la crítica a la modernidad encontré una ruta crítica segura para la indagación social, pero también encontré en su humildad y nobleza la grandeza de un escritor que ha trascendido de Francia a Chile y viceversa pero también a México: una auténtica conexión transcontinental.
He encontrado en el gran escritor francés del siglo XIX; Víctor Hugo Trebonché y su obra cumbre: los miserables una veta inagotable para reescribir la historia reciente en México y Francia en el siglo XXI (aunque esta con un nivel de vida mayor por la economía del euro y la UE), aparte de su paralelismo cultural e histórico, éstos dos grandes países se encuentran en la encrucijada de la historia contemporánea del siglo tanto de sus gobiernos como de sus pueblos. El hecho de seguir adoptando las políticas públicas Neoliberales de privatización del estado benefactor que conducen a la divinización del mercado con Tecnocracias adiestradas por el FMI, BM y la OCDE, y que se han convertido en verdaderos santuarios de fábricas de pobres y miserables, que ya ascienden a 60 millones en proporción a los 130 millones de habitantes.
La ausencia de políticas eficaces de planeación poblacional y control de la natalidad hacen de la Pandemia de embarazos exprés una cruda realidad de la masificación de la miseria tropical que nos obliga a revisar la factible desaparición de la profesión de Médico Partero en calidad de corresponsables de la explosión demográfica: Si no hay una salida viable, México bien podría regresar al siglo XIX aderezado con una propuesta populista y nacionalista con tintes fundamentalistas y mesiánicos y con una población diez veces mayor a la que se tenía en nuestro país hace 100 años.
Víctor Hugo nos ilustra con un optimismo romántico que el miserable puede ser redimido y regenerado para transmutarse de un ladrón a un benefactor público como la metamorfosis de Jean Valjean al Sr. Madeleine, de la misma forma que sucedió con Cossete que de una mendiga se convirtió en una mujer honorable, gracias también al sacrificio de Fantine.
Con Luis Buñuel y los olvidados del siglo XX parece que la miseria no tiene salida y siempre será un destino fatal e irrenunciable para los condenados a la miseria en este mundo.
La encrucijada de la pobreza amenaza a la libertad y obliga a ser rehén de los extremismos políticos que van del desmantelamiento de los derechos sociales y laborales por el estado light hasta la instauración totalitaria del racionamiento de alimentos por el estado centralizador y autocrático.
El Dogma positivista del Progreso desde el siglo XIX con sabor a culto propio de la elite Tecnocrática-financiera del siglo XXI que usando el asistencialismo y filantropía de los programas sociales y montado sobre el tráfico del hambre se ha impuesto a toda costa y sea como sea ha creado redes clientelares de miseria devastando a las economías locales y regionales socializando la pobreza y privatizando los beneficios sociales.
Por otro lado, la propuesta de retornar al proyecto original de nación con una economía protegida y subsidiada promete preelectoralmente mejorar las condiciones de vida de la población pero aún no se han vacunado del todo contra la demagogia que por esencia es la perversión de la democracia.
Aún y como lo escribía Octavio Paz desde la Hora cumplida: la adhesión a la verdad absoluta de partido único nos conduce sólo a dos salidas: el Monólogo y el Mausoleo.
Tendríamos que buscar y analizar la viabilidad de una tercera salida con el Ingreso Básico Universal (IBU).