Ni siquiera la vida normal de un ser humano promedio de 80 años (hay quienes viven 90, 100 y un poco más) es lo que ha llevado a esta civilización poner en riesgo la vida en la tierra.
Sí, exactamente 66 años intensos de desarrollo tecnológico, industrial, comercial, habitacional, de infraestructura, de crecimiento poblacional, de conflictos bélicos, de desigualdades sociales, han sido suficientes para causar tanto daño al planeta.
Efectivamente, el desarrollo industrial comenzó en el último tercio del siglo XIX, sin embargo, a pesar de que ya se contaminaba, ya se usaban los automotores, las fábricas ya arrojaban contaminantes, con todo y los horrores de la Segunda Guerra Mundial, el mundo se conservaba hasta 1950, la población mundial era la mitad o menos a la actual, en México había casi la cuarta parte de habitantes de los que ahora hay.
A partir de 1950 se viene la transformación en todo, la población empieza a crecer sin control alguno, las ciudades se expanden, la civilización comienza a dañar a un acelerado ritmo el planeta.
Sí, en sólo 66 años (para el planeta quizás sólo 10 segundos de los 4 mil 500 millones de años que los científicos calculan tiene) el ser humano pone de cabeza a su único mundo habitable que conoce, y que no sabe aún con toda su ciencia cómo se formó, ni cómo llegó la vida hace cientos de millones de años.
Ese corto periodo es sólo una ráfaga de tiempo, un grano de arena de la que hay en los mares, una estrella de las millones que hay en el cielo, pero suficiente para poner en peligro no sólo la vida humana, sino todas las especies en la Tierra.
Para los miles o millones de seres humanos que en este momento disfrutan en las playas, que están comiendo tranquilamente en los restaurantes, que están de vacaciones, que están haciendo deporte, o están en las diversas actividades humanas, o que están en fiestas privadas o públicas, no pasa nada, todo está bien, no hay nada de qué preocuparse, hacen su vida normal, la gente de dinero disfruta lo mejor posible su existencia, consume de todo, todo lo compra porque tiene con qué, lo demás no le interesa ni le preocupa.
El planeta azul, la tierra, muestra ya los estragos, los efectos de la actividad humana, los daños que le causan lo más de 7 mil 500 millones de seres humanos distribuidos en los 5 continentes.
El único mundo habitable se deteriora constantemente, su peor enemigo, el irresponsable ser humano, lo está dañando todos los días, la especie más inteligente demuestra que es inferior a las especies que no lo son, porque éstas nunca han dañado ni dañarán su mundo.
Bien, pues esto es lo que han hecho los humanos en sólo 66 años: han contaminado la atmósfera con tanto uso de hidrocarburos y productos químicos, hoy la atmósfera se calienta, la capa que nos protegía de los rayos ultravioleta ya no nos protege tanto, se empieza a dar un cambio en los climas, los inviernos son más cortos y con temperaturas más altas, los ciclos de estiaje son mayores, llueve menos, con los consiguientes daños a la actividad agrícola y la ganadería.
Los deshielos en los polos son constantes, grandes, enormes bloques de hielo se derriten todos los días, esta una prueba clara de que el planeta se está calentando, de que la temperatura está subiendo en forma constante.
El calentamiento se acelera también por la pérdida gradual y acelerada de bosques y selvas en el mundo, por la actividad humana y el crecimiento poblacional son millones de hectáreas las que se pierden cada año, esto está generando un desequilibrio en los ecosistemas. En la Tierra todo es equilibrio, pero el ser humano hace todo para romperlo.
Por la actividad humana, por sus desarrollos, las especies animales están desapareciendo en forma acelerada. Hoy ya no se cuenta por millones, ni miles, sino se habla de cientos de águilas, elefantes, pumas, osos polares, tigres, leones, jirafas, hipopótamos, gaviotas, pavorreales, jaguares, linces, cocodrilos, etcétera. Lo mismo sucede en la vida marina, se cuenta por cientos algunas especies que aún quedan.
Esta irresponsable civilización con toda su ciencia y desarrollo científico está acabando con todas las especies, quizás alguien se alegre por haber matado la última águila, o el último elefante en el mundo.
El elemento que más han dañado los humanos es el agua, tanto en Puebla, México y el mundo se contarán con los dedos de la manos los ríos que quedan limpios, la mayor parte de ellos están contaminados, sobre todos en los países subdesarrollados en donde los han usado como descargas de aguas residuales.
El daño al agua lleva a un peligro futuro, la escasez y encarecimiento del vital líquido, guerras futuras por el agua.
Por la deforestación, el uso de químicos, la sobre explotación del agua y el calentamiento, los suelos se erosionan, pierden constantemente su capa fértil, hoy suman muchos millones de hectáreas erosionadas, improductivas, han perdido su fertilidad, a las que se suman millones de hectáreas agrícolas que han sido invadidas por los desarrollos humanos.
No se necesita ser un especialista para calcular el tiempo que queda de vida en el planeta si sigue este deterioro y daño ambiental ¿Otros 66 años? Podrían ser menos por el acelerado daño que se causa a la vida.
No es que la vida vaya a cesar del todo, el mundo seguirá girando por tiempo indefinido, quizás el mundo se regenere por sí solo en millones de años, pero los humanos podrían desaparecer en sólo unos segundos más y no volver nunca.
Lo preocupante es que a medida que avanza el desarrollo tecnológico menos señales se ven para corregir el rumbo, cada año nuevos inventos pero el comportamiento humano no cambia, empeora, ni los países fuertes ni los débiles hacen nada por corregir los errores, los daños siguen y cada vez a mayor ritmo.
Muchos le apuestan todo al desarrollo tecnológico como si éste fuera el factor milagroso que cambie o modifique el comportamiento humano. El desarrollo tecnológico no revertirá el calentamiento global, ni devolverá las especies que se están perdiendo. Todo en la Tierra son procesos largos, periodos de miles o millones de años.
Bueno, 2017 más 66 son 2083, ¿Qué pasará entonces? Los nietos y bisnietos lo sabrán, o quizás mucho antes de ese tiempo.