La decisión del Gobierno Federal de aumentar de 80.04 a 88.36 pesos el salario mínimo “es delicada” y en nada ayuda a abatir el rezago histórico que tienen las percepciones en México, aseguró Enrique Larios Díaz, presidente del Colegio de Profesores de Derecho del Trabajo de la UNAM.
Recordó que en 2012, el salario mínimo era de 62.33 pesos y ahora se autorizó un incremento a 88.36, es decir, un 29.45 por ciento. Mientras que la moneda mexicana, en ese perido, se ha devaluado en 35 por ciento al pasar de 13.94 a 19.43 pesos por dólar.
“Solamente se hace un aumentito en llevarlo a partir del 1º de diciembre a 88.36. Esto beneficiará en algún porcentaje en el pago de aguinaldos pero vienen siendo puras limosnas. Ese salario nos alcanza para comprar 6 kilos de tortillas; o bien, 4 kilos de frijol”.
Luego de que el presidente Enrique Peña Nieto manifestó que el incremento anunciado por la Comision Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) “no es un ajuste menor”, el académico del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM le respondió:
“Viva usted con el salario mínimo, viva usted con el aumento que le están dando de 8 pesos a los trabajadores. No lo haría. Hay una diferencia garrafal entre un salario mínimo y muchos funcionarios de la Administración Pública o de los otros Poderes de la Unión. Ni ellos, ni los gobernantes mismos se creen lo que están diciendo de que hay un aumento que refleje un bienestar para la sociedad mexicana”.
Señaló que ni el aumento a 95.24 pesos propuesto por la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y por el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México,Miguel Ángel Mancera, hubiera sido suficiente, debido a la política neoliberal impuesta desde 1982.
“No se necesitan pequeños avances se necesita una cirugía mayor. La economía en México desde 1982 ha entrado en un sistema que se llama de contención que consiste, para decirlo muy claramente: contengamos los salarios para que no aumente la inflación porque decían desde aquel tiempo: los salarios suben por las escaleras y los precios por los elevadores”.
Por último, Larios Díaz advirtió que la salida de Agustín Carstens de la gubernatura del Banco de México; el nerviosismo por el futuro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y la sucesión presidencial del próximo año, son elementos que pueden generar inflación y pulverizar el raquítico aumento a los minisalarios.
“Y en esta circunstancia pues lógicamente que se crea un caldo de cultivo bastante peligroso para la estabilidad de un país como el nuestro. Hay un divorcio bastante grande que no se nota, pero en México hay un divorcio entre los que gobiernan y los que son gobernados. México es el país en el que no pasa nada, hasta que pasa”.
(Articulo retomado de Aristegui Noticias)