Redacción/Ciudad de México
“Las enfermedades mentales no discriminan, no obstante, los factores de riesgo y los síntomas pueden diferir de un grupo poblacional a otro. Los jóvenes son el grupo más vulnerable, pues es casi siempre en la adolescencia o la adultez temprana cuando aparecen los primeros síntomas de un trastorno psiquiátrico, obstaculizando el desarrollo integral de la persona al inicio de una de las etapas más productivas y decisivas de su vida”, señala Dunia Pintado, presidenta de Voz Pro Salud Mental CDMX.
La mitad de estos trastornos comienzan antes de los 14 años, aunque la mayoría no se detectan ni se atienden a esta edad, pues llegan a confundirse con algunas conductas propias de los adolescentes. Sin embargo, “síntomas como cambios bruscos en el estado de ánimo, tristeza o apatía constantes, conductas impulsivas o temerarias, ataques de ira excesivos, abuso de alcohol u otras sustancias, promiscuidad, o trastornos alimentarios, pueden ser señales de que algo está sucediendo”, agrega Pintado.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión en esta población puede presentarse de forma distinta que en los adultos: a través de enojo, irritabilidad o hipersensibilidad a la crítica, por ejemplo; también señala que no se aíslan totalmente, pues suelen mantener algunas amistades.
Esta enfermedad ocupa el tercer lugar en jóvenes a nivel mundial. Quienes la presentan tienen niveles de autoestima muy bajos y pueden mostrar conductas de riesgo, llegando al suicidio, en esto radica la importancia de su prevención e intervención.
Un informe publicado por el Hospital Infantil de México en 2015 muestra que la sintomatología depresiva en este grupo en nuestro país -como en muchos otros -, tiene mayor prevalencia en mujeres. Asimismo, quienes viven en condiciones socio-urbanas más conflictivas conforman las tasas más elevadas. Otro dato importante es que, de toda la población adulta que ha tenido un episodio depresivo alguna vez en su vida, el 27.5% lo experimentó antes de los 18 años.
La autolesión es otro síntoma que aparece antes de la pubertad y se vuelve común en la adolescencia temprana. Los primeros episodios se dan normalmente entre los 12 y 16 años -después de los 16 los rangos caen exponencialmente-. Estudios revelan que alrededor del 13 al 45% de los adolescentes y del 14 al 35% de los estudiantes de licenciatura tiene un historial reciente en esta conducta, la cual en el fondo esconde sentimientos relacionados con trastornos psiquiátricos más complejos.
El acoso escolar o bullying es otro de los aspectos más negativos entre la juventud y se presenta indiscriminadamente en todos los grupos sociales. Es un problema global que no sólo impacta la autoestima, varios estudios realizados por la OMS muestran que tiene consecuencias negativas a largo plazo en la salud, el trabajo y las relaciones personales, y puede contribuir a desarrollar un trastorno mental como depresión o ansiedad, o incluso llevar al suicidio.
En nuestro país, este problema es alarmante, pues, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México ocupa el primer lugar en acoso escolar, afectando al 40% de los alumnos de primaria y secundaria, tanto de escuelas públicas como privadas.
De acuerdo con otro informe efectuado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en México, 9 de cada 10 alumnos de secundarias públicas y privadas han sufrido alguna agresión por parte de sus compañeros.
Por su parte, el suicidio es otro de los temas que más afectan a esta población, pues representa la segunda causa de muerte a nivel mundial entre jóvenes de 15 a 29 años. La OMS subraya que esta problemática puede prevenirse a través de campañas educativas de concientización y desestigmatización, haciendo a un lado el tabú que imposibilita a muchos jóvenes y a sus familiares a buscar ayuda.