Redacción / Ciudad de México.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), informó que en su más reciente reporte titulado ¿Un ascensor social roto?: Cómo promover la movilidad social en México, el 48 por ciento de las personas cuyos padres se encontraban en la posición más pobre de la población, terminan su vida en la pobreza, o sea, la mitad los mexicanos que nacen pobres lo serán toda su vida.
Además, el informe señala que un 52 por ciento de los mexicanos con progenitores en el 20 por ciento más rico (comparado con el 42 por ciento) se quedan también en ese grupo de privilegiados, porque hay mayor movilidad socioeconómica.
Según el organismo internacional, los altos niveles de pobreza e informalidad, las bajas tasas de participación femenina en el mercado laboral, la insuficiente calidad educativa en las áreas menos favorecidas y la exclusión financiera, juegan un papel importante para entender el bajo nivel de movilidad social en México.
“Los mexicanos tienen menos oportunidades de pasar del 20 por ciento inferior de la distribución del ingreso, a la parte media de la misma, en comparación con Brasil, China, Indonesia y Sudáfrica, lo que indica una mayor persistencia en los niveles de ingreso más bajos. Al mismo tiempo en México, los riesgos de caer al quintil más alto de ingresos a niveles medios de ingreso, son bajos”, explicó el documento.
La OCDE destacó que se han logrado avances en cuanto a educación, vivienda, atención médica, sin embargo, destacó, la desigualdad de ingresos y las brechas de género siguen siendo altas y han aumentado en todos los estados. Al mismo tiempo, existe una falta sustancial de correspondencia entre la oferta y la demanda de habilidades. “Los jóvenes en México, a menudo no pueden hacer uso de sus habilidades en el mercado laboral, una vez que abandonan el sistema educativo”.
México no es el único país en cuanto a movilidad socioeconómica: La OCDE acotó que como la desigualdad en los ingresos aumentó desde los años noventa, la movilidad social se estancó.
Eso significa que menos gente en la parte inferior de la pirámide social ha podido ascender mientras los más ricos han mantenido sus grandes fortunas, “lo que tiene graves consecuencias sociales, económicas y políticas”.
“Considerando los actuales niveles de desigualdad y la movilidad intergeneracional de los ingresos, el niño de una familia pobre necesitaría por lo menos cinco generaciones para alcanzar un nivel medio de ingresos, en promedio en los países de la OCDE”, precisó el documento.
En este contexto, es necesario aumentar las inversiones en las políticas para educación -sobre todo a temprana edad-, a la salud y a la familia los que crearían condiciones más justas para los niños desfavorecidos y moderaría el impacto de las privaciones financieras en el futuro.
La OCDE recomendó reducir la evasión de impuestos sobre herencias y donaciones, y diseñar sistemas tributarios progresivos con tasas adecuadas y exenciones reducidas que mejorarían la movilidad social.