Elizabeth Soriano / Izúcar de Matamoros, Pue.
Cada 5 de noviembre se celebra el Día Internacional del Payaso, una fecha que busca reconocer el trabajo de estos simpáticos personajes, al mismo tiempo que se reconoce la ardua preparación que tienen, pues su espectáculo va más allá de un chiste.
En una entrevista para Enlace Noticias, el payaso “Chimbombín Junior” expuso que muchas veces el público desconoce toda la preparación que se requiere para ser un payaso profesional, pues una nariz roja, maquillaje, zapatos grandes y demás indumentaria solo son el complemento de la personificación, pues detrás de todo eso implica el poder crear una herramienta artística para transmitir un mensaje a través de una sátira, un gesto o un acto.
“Hay una frase que dice que ser payaso es cosa seria y hacer reír es el chiste, porque sin duda la preparación es extensa”, expresó.
Durante una visa para un espectáculo Circense en Atlixco, destacó que, en su caso, él ha tomado clases de pantomima, de música, malabares, acrobacia y cuando se dio apertura a la licenciatura de Arte Escénica Circense también la cursó, para tener una preparación aún más profesional.
“Chimbombín Junior” detalló que un payaso no solo es la persona que se viste como uno y dice chistes, sino que tienen la responsabilidad de trasmitir, por lo que debe de estar preparado de los zapatos a la cabeza, para así poder emitir o causar sentimientos o hasta manipularlos en el público.
“Para llegar a eso se debe tener un conocimiento muy amplio y estar atento al entorno, a todo lo que enseña; por ejemplo, en mi caso, en la carrera me preparé y tomé clases de acrobacia, malabar, equilibrio, voz, dicción, música, poesía y hasta teatro”, dijo.
Payasos de la calle, arte desgastado
En una entrevista para El Sol de Morelia, el actor de teatro michoacano Copérnico Vega afirma que el payaso de la calle se ha ido menospreciando debido a la sociedad y a los mismos artistas, pues, aunque los vemos en distintos lugares, su ejecución del espectáculo carece de preparación.
Declaró que llegan al uso de albur o doble sentido para ridiculizar a la gente, lo cual no es el verdadero objetivo de un payaso.
“El payaso debe ser un actor entrenado, manejar su cuerpo y los límites de la transgresión con el público, a pesar de que haya interacción con el espectador”, destacó.