Elizabeth Soriano / Izúcar de Matamoros, Pue.
**Yo creo que si lo pueden hacer ellos lo podemos hacer también nosotras”: Angélica **
En la sociedad izucarense día a día se observa la lucha constante de las mujeres en la sociedad, en sus familias, en los trabajos, y pocas son las que se atreven a realizar un cambio, a romper los paradigmas.
Tal es el caso de Angélica Hernández Brazo, una mujer originaria de la junta auxiliar de San Nicolás Tolentino, perteneciente al municipio de Izúcar de Matamoros, quien desde hace 10 años se dedica al trabajo del campo, específicamente, al manejo de un carro cañero durante el periodo de zafra, el cual comprende 6 meses del año, aproximadamente.
En entrevista con Enlace Noticias, doña Angélica nos contó lo mucho que la apasiona su trabajo, pues desde que era muy pequeña le llamaba la atención este oficio.
Al detallarnos su historia nos comentó que su papá tiene una hojalatería a la cual muchos trabajadores acudían para reparar sus camiones, y era ella quien le ayudaba a realizar los trabajos. Fue ahí cuando le nació la inquietud de manejar este tipo de carros. “Cuando me subía, jugaba con el volante, luego le presionaba el freno y como es de aire, me gustaba el sonido; y yo le decía a mi papá: cuando sea grande quiero manejar este carro”, declaró con emoción en su rostro.
Al inicio fue difícil el camino para animarse a aprender este oficio, pues en primera estancia su mamá no estaba de acuerdo con su decisión; declaró que para ella era difícil aceptar que su hija, trabajara con hombres. “Cuando le dije por primera vez, me dijo: pero, hija cómo vas a trabajar con puros hombres, te puede pasar algo”; sin embargo, no le importó mucho y con el apoyo de su papá empezó a buscar una persona que le pudiera enseñar a manejar.
Fue un conocido quien comenzó a enseñarle, iniciando con un carro pequeño, con el cual aprendió muy rápido, para posteriormente iniciar sus clases para manejar el carro pesado.
El proceso de aprendizaje fue durante una zafra: “no fue difícil, como a mí me gustaba y me llamaba la atención, por eso no se me complicó aprender”, dijo.
Para ella lo que más se le complicó aprender fueron las salidas, pues las tierras están en surcos, por lo cual es un poco difícil maniobrar el carro, además de que los terrenos no son parejos; pero con mucha práctica, doña Angélica logró su cometido de aprender a manejar un camión cañero.
Para una mujer, el iniciar a trabajar en un ambiente de puros hombres es un poco difícil al principio; están acostumbrados que los trabajos de hombres solo los desempeñan los hombres, y esta vez no fue la excepción, pues cuando doña Angélica empezó a trabajar en el carro sufrió discriminación por algunos de sus compañeros.
Cuando estaba en la zafra en San Nicolás Tolentino, le fue difícil encajar en el ambiente laboral, sobre todo porque cuando se equivocaba, ellos se burlaban de ella, le decían cosas, “pero yo no les hice caso, ellos se fueron acostumbrando a ver una mujer”.
Explicó que alguna vez una persona de nombre Rigo le insinuó que ella tendría que estar en su casa atendiendo su familia, no en el campo trabajando; poniendo de ejemplo la cultura machista que aun en la actualidad predomina en la región.
“Una vez un señor me dijo: pues tu qué haces aquí, hija, tú vete a tu casita a echar tortillas, a lavar ropa, a hacer quehacer a tu casa; pero yo le dije: también lo puedo hacer don Rigo, también puedo hacer tortillas y hacer quehacer y lavar, pero yo también quiero estar aquí, trabajando; no es nada malo”, expresó.
Demostró a lo largo de 10 años en este trabajo, que lo que más le apasiona es el manejar este tipo de camiones, le motiva a dar lo mejor cada día y ganarse la vida de manera honrada, pues a pesar de tener trabajo en la hojalatería, a ella le gusta más estar manejando el camión cañero.
Aun cuando es difícil aceptar a las mujeres el ámbito campesino, sobre todo en la zafra, doña Angélica nos confesó que no es la única que maneja este tipo de camiones.
Mencionó que hay una mujer de la junta auxiliar de La Galarza que también sabe manejar este carro pesado, y que inició desde muy pequeña, pues cuando tenía 18 años ya se encontraba trabajando en la zafra, manejando. También hizo mención de una señora de Escape de Lagunillas, ella también maneja el carro y sigue en el oficio junto con doña Angélica.
Actualmente, trabaja en la zafra con la comunidad de Matzaco, donde expresa que la convivencia con sus compañeros es buena, además de que ante cualquier problema siempre se ayudan.
Expresó también que cuando no hay trabajo con el carro, labora en la hojalatería de su papá; incluso ha manejado una combi en la Ruta 6 o un taxi en Izúcar.
Por último, dio un mensaje a todas las mujeres que se deciden a romper los paradigmas, que deben ponerles muchas ganas porque sí se puede: “yo creo que si lo pueden hacer ellos, lo podemos hacer también nosotras”.