El Sistema Operador de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado de Izúcar de Matamoros (Sosapamim) busca concientizar a la ciudadanía sobre el uso razonable de vital líquido.
Superar la escasez de agua dulce es uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo para el logro de un desarrollo sostenible. No solo porque de ella depende la seguridad alimentaria, sino también por tratarse de un elemento esencial de los ecosistemas.
Básicamente, de ella depende el equilibrio del planeta tal y como lo conocemos, así como nuestra supervivencia y calidad de vida. Sin embargo, se trata de un recurso que está disminuyendo a un ritmo alarmante. No se trata de un periodo de sequía, sino de la falta permanente de recursos hídricos a consecuencia de distintos factores.
En efecto, las causas de su creciente escasez son muchas, entre ellas el avance del cambio climático, los cambios producidos por el hombre en el ciclo del agua, la agricultura intensiva, la superpoblación mundial, etcétera.
El agua es nuestro recurso más valioso de cuya buena administración depende nuestro futuro y el de generaciones venideras. Y es que aun siendo nuestro hogar un planeta azul, no toda ella es aprovechable.
En función de nuestra dieta, el agua utilizada para producir los alimentos que consumimos varía entre los 2 mil y los 5 mil litros diarios por persona. Unas cifras tremendas se convierten en absolutamente insostenibles si tenemos en cuenta que la población mundial alcanzará los diez mil millones de personas a mitad de siglo.
La mayor parte de la población mundial vivirá en países que sufrirán la falta de este valioso recurso en los próximos años. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), de continuar las cosas como hasta ahora (modos de producción, patrones de consumo, etc.), el aumento de la demanda de alimentos llevará a que dos tercios de la población mundial viva en países con crisis hídrica para 2025.
José Graziano da Silva, director general de la FAO, en el Foro Mundial para la Alimentación y la Agricultura advirtió que alrededor de mil millones de personas que viven en regiones secas, pasarán hambre y, deberán afrontar próximamente una creciente escasez de agua a consecuencia del cambio climático.