**Cuatro generaciones han heredado el antiguo arte de la cerería en la familia López, en Izúcar de Matamoros**
Entre los viejos oficios no muy conocidos se encuentra el de la cerería, el arte efímero por excelencia, que se materializa en trabajos cuidadosos para hacer artísticas velas o cirios que sucumben ante su destino inexorable: terminar consumidos por el fuego.
Son ya cuatro generaciones las que han heredado el antiguo arte de la cerería en la familia López, en Izúcar de Matamoros.
El oficio inició con el señor Emilio López, en San Juan Tianguismanalco, donde vendía la cera que producía; le sucedió su hijo José de la Luz López Tlapanco, quien fundó la cerería llamada Señor de Tepalcingo, en Izúcar de Matamoros, en el año 1912; fue un señor muy longevo que vivió de 1870 a 1971, y se dedicó 70 años a esa actividad.
La tradición familiar la continuó el señor Lauro López, quien lamentablemente falleció en febrero del presente año, y a su vez la heredó el señor Noé López García, quien actualmente se encuentra al frente de la cerería que cuenta con la cédula más antigua de la ciudad, llamada “Antigua Cerería del Señor de Tepalcingo”, y que se ubica actualmente en el número 11-C de la calle Benito Juárez.
Historia de la cerería en la región
En el convento de Huejotzingo, los frailes franciscanos iniciaron el trabajo de la cerería; después el oficio se desplazó hacía Cholula, Atlixco, Huaquechula e Izúcar de Matamoros, donde varias familias lo han perpetuado.
“Se fue desplazando como se encontraba el Imperio Azteca; a Izúcar le llaman Mixteca, aunque sea náhuatl. Aquí hubo franciscanos, dominicos y juaninos”, refirió Noé López.
En Izúcar, la cerería tiene el antecedente de la señora Felícitas de Torijano, quien trabajaba la cera con su familia en la tienda Torijano, a la par del señor José de la luz López Tlapanco, quien llegó en 1912 y fundó su negocio; y aunque propiamente no trabajaba la cera, traía a personas del pueblo de San Juan Tianguismanalco, quienes sí lo hacían.
Las velas más solicitadas y las fechas en que aumenta la venta.
“En el taller se elaboran velas de cera, principalmente para la temporada del Día de Muertos o fiesta de Todos los Santos, tradición que está muy arraigada en la región”, indicó López García.
Comentó que en Izúcar de Matamoros los principales consumidores del producto son personas de otros estados vecinos, como Morelos, Oaxaca y Guerrero, quienes solicitan principalmente la vela lisa, aunque también elaboran la cera adornada y los cirios pascuales.
“Ese es el fuerte para todos los cereros de Izúcar; hay muchas familias que se dedican al oficio, pero nos congratulamos de ser de las primeras”, enfatizó Noé.
También explica que pueden realizar trabajos desde un cirio de cuarenta kilos hasta cincuenta velas por kilo para posadas.
En el caso de la vela de 40 kilos, el proceso para realizarla puede tardar hasta cuatro días, por el tiempo de fraguado, que consiste en el tiempo en que tarda en endurecerse el material.
“Izúcar de Matamoros es muy cálido para el tiempo de fraguado; ha cambiado el clima, ha subido muchos grados la temperatura, por lo menos cuatro grados”..
Actualmente las velas las venden por kilo, aunque antes lo hacían por arroba, unidad de peso que equivale a 11.339 kilogramos, pero que ya no impera en México.
-Proceso para la elaboración de velas.
El proceso para elaborar una vela comienza desde conseguir la materia prima; anteriormente era cera y tenían que blanquearla en un procedimiento muy artesanal.
Actualmente están ocupando ceras sintéticas que son refinados de petróleo, ésta es más purificada y blanqueada que la cera misma, son parafinas (sustancia sólida, blanca, translúcida, inodora y que funde fácilmente) y ceras secas que no tienen grasa; esta última la importan de China, ya que ahí tienen las mejores refinerías, comenta Noé López.
“Hay otras cosas, como preparar pabilos de diferentes calibres dependiendo del grosor; diferentes algodones poblanos de primera clase que se ocupan, y los cuales llaman “peinados”, así como aditamentos para que tenga una buena consistencia el preparado”, abundó López García.
En la actualidad siguen usando un sistema muy rudimentario en el que utilizan un aro metálico grande, del que cuelgan 14 aros más pequeños; cada uno de ellos tiene 25 ganchos en los que cuelgan los pabilos para elaborar 350 velas en un proceso de bañado.
Al principio, la vela debe tener forma cónica, lo que se le conoce como corazón de la vela; una vez que están recortadas se voltean y se realiza el proceso de emparejamiento; después se recorta, se pule, se labra bien y se prepara para llevarla a la venta.
En un día se pueden elaborar hasta mil 750 velas en cinco procesos de este tipo.
Así es el día a día de la cerería, una actividad que ha sobrevivido más de un siglo en Izúcar de Matamoros.