GAUDENCIO RUIZ GARCIA (DOCTOR EN DERECHO)
Soy originario de Tehuitzingo, Puebla. Egresé de la UNAM, de la carrera de Licenciado en Derecho (1981), Maestría en Derecho Penal (2009) y Doctorado en Derecho (2013), ambas por la Universidad Autónoma de Tlaxcala.
Participé muchos años en la Zona Sur de nuestro estado de Puebla, regresando de México por 1979, pensando que la región de Izúcar de Matamoros y la Mixteca, estaban como inmersas en una lucha a fondo, por el cambio de las estructuras económicas, por abatir la desigualdad, la pobreza ancestral y la injusticia, bueno hasta se hablaba en esos años, como de una “nueva revolución proletaria y socialista”.
Después de más de 40 años, el balance que hago de 1979 hasta la fecha, es de que no hay ningún avance de nada, al contrario lo que hoy existe es confusión y atraso, retroceso, muerte y miseria y lo más trágico, bajo líneas de acción impulsadas desde una visión inspirada en los “sofistas”, quienes gobernaban en Atenas, en esa época ya muy lejana (Siglos V y IV Antes de Cristo), siendo quienes ordenaron la muerte de Sócrates (399 A. de C.), al condenarlo a beber la cicuta (veneno), acusado por los sofistas de no creer en los dioses y de corromper a los jóvenes, al introducir dioses nuevos .
Sócrates predicaba la verdad y el bien, a partir de conocerse a sí mismo, lo cual comienza por la duda (“yo solo sé que no sé nada”), por la mayéutica socrática como método (el arte de partear las ideas, mediante interrogantes o preguntas), haciendo que los demás reconocieran su ignorancia (la ironía), para el descubrimiento de la verdad; y al no retractarse de su pensamiento filosófico.
Sócrates, predicador del descubrimiento de la verdad, fue asesinado por el poder (los sofistas) y precisamente de ese mundo proveniente de los sofistas, ahora en México vivimos un mundo de poder autoritario, de simulación y engaño, basado en un “sofisma”, que en la filosofía, en las ciencias sociales y en la historia de la humanidad, desde la muerte de Sócrates, a manos de los sofistas, se conoce como: “lenguaje falso que causa daño”, lenguaje de simulación, mentira y engaño, que para desgracia de México, impecablemente utiliza el actual Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Es por lo cual escribo estas notas, para comentarles que me llamó mucho la atención, una columna publicada en este Semanario “Enlace”, el lunes 23 de enero de 2023, intitulada: “AMLO un presidente de frontera, un presidente congruente”, escrita por el doctor en Educación Melitón Lozano Pérez, quien habla de que AMLO es “un presidente de frontera”, a propósito de la reciente visita a México de Biden y Trudeau, con motivo de la Cumbre de Líderes de América del Norte.
Me llamó mucho la atención, que el doctor Melitón Lozano haya utilizado ese concepto para referirse al Presidente AMLO, como “un presidente de frontera”. Por tratarse el doctor Lozano de un personaje, que me ha causado mucha admiración, por su desempeño político, dos veces Presidente Municipal de Izúcar de Matamoros,Diputado, Secretario de Educación Pública en el Gobierno del Estado hasta el 25 de octubre de 2022, en que presentó su renuncia ante el extinto Gobernador Miguel Barbosa, y de no ser por las malas compañías que a veces uno llega a tener o los malos compañeros de viaje, seguramente él estaría en una situación ya enfilada hacia la gubernatura de la entidad poblana. Porque justamente para mucha gente, Melitón Lozano representa el liderazgo más fuerte del López Obradorismo en la Mixteca, tomando en cuenta que en el estado de Puebla hay 217 municipios, de los cuales 52, se encuentran en esta región, o sea, en la Mixteca se encuentra una cuarta parte de los 217 municipios poblanos.
Yo he visto que el doctor Lozano es el líder más distinguido, que ha tenido la fuerza política de López Obrador, y cuando leí su columna mencionada, donde habla de que AMLO es un Presidente de “frontera”, me causó alarma que use el concepto “frontera”, aplicado a una persona que no tiene conocimiento de “frontera”. Para tener conocimiento de “frontera”, se requiere tener un conocimiento muy amplio, interdisciplinario, en donde se cruzan o interrelacionan la filosofía, la historia, la sociología, la política, la economía, el derecho, la antropología, la cultura y la educación, entre otras ciencias sociales y aún con las naturales.
Por ejemplo, la filosofía pone por delante el concepto de justicia, que como atinadamente señala Habermas, el filósofo más grande del siglo XX y aún hasta nuestros días, sólo puede encontrase en un modelo de Estado constitucional y democrático de derecho, al señalar que:
“…frente a la lógica sistémica de una sociedad de mercado y la necesidad de domesticar al capitalismo en términos ecológicos y de Estado Social, en las dimensiones de una sociedad mundial, que carece de una solidaridad social conservada en estructuras jurídicas y necesitada de regeneración, que requiere limitar ecológicamente el crecimiento económico, la creciente disparidad económico social entre norte-sur, las corrientes migratorias del sur reducidas a la miseria y también las del este, ante el riesgo de nuevas guerras de tipo étnico, nacional y religioso, el Estado Constitucional y Democrático de Derecho, no puede mantenerse sin democracia radical (y esto constituye la tesis central del texto de Habermas que se comenta), porque en última instancia los sujetos jurídicos privados no podrán gozar de iguales libertades subjetivas si ellos mismos, en común ejercicio de su autonomía política, no se aclaran sobre intereses justificados y sobre criterios, y no se ponen de acuerdo sobre cuáles han de ser los aspectos relevantes bajo los que lo igual ha de tratarse de forma igual y lo desigual de forma desigual”.
O sea, que hasta nuestros días, la búsqueda del ideal de justicia Aristotélico como “justo medio” (trato igual a los iguales y desigual a los desiguales) sigue siendo vigente, pero eso solo puede lograrse en un mundo donde se busque el consenso, mediante el método pacífico del discurso, conforme al cual, varios hablantes intercambian razones (dialéctica) y al convencerse de la mejor razón (retórica), llegan pacíficamente a un consenso o acuerdo y así hacer posible el avance de la sociedad, respetando la dignidad humana, la constitución y los derechos humanos por encima de la ley, y promoviendo la ciencia y la tecnología, como sustento de un mundo donde lo obsoleto y viejo, cede a lo nuevo, al campo de la innovación y con gobernantes que efectivamente se abran a estos principios en un mundo global y con conocimientos de frontera, de lo que obviamente carece un Presidente autoritario que orienta su acción diaria, bajo pensamientos, esto sí,conservadores y obsoletos, que niegan el desarrollo hacia el futuro.