**Después de 10 años “el platito” regresa al barrio de San Bernardino**
Como cada año, barrios del municipio de Izúcar de Matamoros llevaron a cabo el tradicional cambio de Cofradía del Santísimo Sacramento, el cual se realiza a finales del mes de junio, en la fiesta de San Pedro y San Pablo.
Esta tradicional nació hace aproximadamente 400 años, con la llegada de los frailes dominicos a la región de Izúcar y fue utilizada como una forma de evangelizar al pueblo, fusionando las tradiciones indígenas de los habitantes con los ritos y simbolismos de la religión católica.
Después de 10 año la reliquia de plata, conocida como Platito del Santísimo, regresó al barrio de San Bernardo, donde se llevó a cabo un ritual que involucra varios elementos, como el sahumerio de barro policromado, los arcos de cucharilla y las artesanías hechas con flor de Cacaloxóchitl.
Tradición y cultura de Izúcar
Todo inicia con la despedida del Platito del Santísimo, también denominado “santo platito”, en el barrio que entrega, después de una noche de velación, donde todos los dibutados salientes participan rezando y ofreciendo una taza de chocolate, café o atole y una pieza de pan, por lo regular, del tradicional pan de barrio.
Para el día 29 se hace una misa en la iglesia del barrio saliente para despedir al “santo platito”; posteriormente, se inicia una procesión rumbo al templo de santo Domingo, antiguo templo conventual de los frailes dominicos, donde ya los espera el barrio entrante para empezar la misa solemne, al final de la cual realizan el ritual del cambio; todo esto frente a la imagen de san Pedro, pues la creencia es que san Pedro y san Pablo son los guardianes del Santísimo y por eso en su fiesta se tiene que hacer el cambio de mayordomía.
Para finalizar, se lleva al Platito del Santísimo al barrio que recibe nuevamente en procesión, donde se vuelve a hacer un intercambio entre dibutados salientes y entrantes, para terminar con una comida ofrecida por el barrio entrante.
En este intercambio de cofradia, participan 12 de los 14 barrios de Izúcar y tiene un ciclo establecido, siendo de barrios occidentales a orientales; cada uno tiene su cofradía, que es un grupo de personas, en su mayoría matrimonios, que se encargan de salvaguardar la reliquia.
Estos grupos se ocupan, durante el año que tienen la cofradía, de hacer una colecta de dinero por las calles de Izúcar, llevando pequeñas coronas de flores de Cacaloxúchitl a los negocios y a las viviendas familiares que aportan en dicha colecta.
Con lo recaudado, se atienden algunas de las necesidades de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, donde, además, a la entrega de la reliquia al siguiente barrio dejan una obra en el templo.
Esta tradición izucarense va heredándose de generación en generación, por lo que es una actividad que da identidad a los barrios del municipio.