Nicolás Dávila Peralta
Tras el secuestro de cuatro estadounidenses en Tamaulipas, los congresistas republicanos Dan Crenshaw y Mike Walts, presentaron una iniciativa ante el Comité de Asuntos Exteriores del Congreso de Estados Unidos, para legitimar el uso del ejército de ese país en territorio mexicano para combatir el narcotráfico.
Desde luego que cualquier secuestro debe ser repudiado por la sociedad, trátese de mexicanos o de cualquier otro país; pero la iniciativa de estos legisladores del sector ultraconservador pone en evidencia la tendencia intervencionista de Estados Unidos en el mundo bajo cualquier pretexto, en este caso, el tráfico de estupefacientes más allá de la frontera norte.
Según cuentan las anécdotas presidenciales, durante el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz (de triste memoria), ante el reclamo estadounidense de que México era el trampolín de la droga, el chalchicomulense afirmó: “si hay trampolín es que hay una alberca”, en referencia a que si hay tráfico de narcóticos hacia el país del norte es que hay una fuerte demanda de drogas al otro lado de la frontera.
Esto es lo que los congresistas estadounidenses simulan no conocer; pero es claro que los Cárteles de la droga, sean del país que sean, cuentan con organizaciones delictivas: capos, grandes y pequeños distribuidores de drogas y un alto índice de consumidores en calles, escuelas y universidades de los Estados Unidos.
¿Qué hacen las autoridades de ese país para controlar el tráfico, distribución y consumo en su territorio?
La iniciativa presentada por el par de legisladores estadounidenses no es nueva, los gobiernos de los Estados Unidos siempre han buscado y logrado, intervenir militar o políticamente en los destinos de México, aún antes de que nuestro país lograra su independencia de España, cuando empezaron a llegar al oeste americano los primeros colonos.
La llamada independencia de Texas tuvo su origen en la llegada de colonos del norte que rechazaron la supresión de la esclavitud que ordenaba la Constitución de México; ese fue el inicio de una intervención armada en territorio mexicano que concluyó con la pérdida de grandes territorios del norte de nuestro país en 1847.
Hay quienes consideran que el Himno Nacional Mexicano es un canto a la guerra, sin embargo, se olvidan que éste fue compuesto cuando aún no cerraba la herida de la invasión estadounidense y sus estrofas nos recuerdan el deber de conservar y defender nuestra soberanía.
Durante la confrontación entre liberales y conservadores, a mediados del siglo XIX, el gobierno estadounidense ofreció el apoyo al gobierno de Benito Juárez a cambio de pasos libres por territorio mexicano e incluso propuso la compra de la península de Baja California. El golpe de Estado en contra del presidente Francisco I. Madero se planeó en la embajada de los Estados Unidos en México, y en 1914, la marina de los Estados Unidos atacó el puerto de Veracruz.
Así pues, la iniciativa de los dos congresistas estadounidenses que piden la intervención del ejército de su país en el combate al narcotráfico en México, de ninguna manera revela su preocupación por el consumo de drogas en los Estados Unidos, sino su vocación intervencionista y sus aspiraciones electorales.
Dan Crenshaw y Mike Waltz presentaron una iniciativa al Comité de Asuntos Exteriores del Congreso estadounidense, con la que buscan legitimar el uso del ejército de EU en la lucha contra cualquier responsable de traficar sustancias como fentanilo o relacionadas a esta droga en dicho país.
“¿Por qué no atienden ellos el problema? ¿Por qué ellos no combaten la distribución del fentanilo en Estados Unidos, los Cárteles de Estados Unidos que se encargan de distribuir el fentanilo y más a fondo? ¿Por qué no atienden a sus jóvenes? ¿Por qué no resuelven su problema grave de descomposición social? ¿Por qué no atemperan el incremento constante al consumo de las drogas? ¿Por qué, incluso, permiten que sean legales las drogas en Estados Unidos?”.