Por: Alejandro García Azcué
Biológicamente, el humano necesita de varias fuentes de alimentos, así como de diversas proteínas, las cuales se obtienen principalmente de la carne y de los huevos, las grasas que se extraen de los animales, y las semillas y los carbohidratos que se consiguen de los cereales básicamente.
Los carbohidratos son la fuente principal para obtener energía química que nos permite hacer todas las funciones metabólicas. Cada cultura tiene su fuente de carbohidratos, por ejemplo: en Sudamérica y parte de Europa es la papa; en Asia es el arroz y en una parte de América; parte de Europa y parte de África es el trigo; y en el resto del mundo, el maíz.
El maíz es un grano de gran importancia para la supervivencia del ser humano. Muchos habitantes del planeta tienen como base alimentaria y fuente de carbohidratos el maíz. En la actualidad, este grano se produce en todo el mundo, tanto para humanos como para animales.
No solo se utiliza el maíz para comer, sino que también de él se obtienen gran cantidad de productos como aceite, harina, fécula, pintura, cosméticos, pasta de dientes, goma de mascar, gelatinas, papel, y principalmente, jarabe de alta fructosa.
A pesar de que históricamente el maíz nació y se desarrolló en México, actualmente dependemos de otros países para cubrir las necesidades de consumo.
En el último cuarto del siglo pasado, México era exportador de maíz. Pero a partir de que se establecieron gobiernos neoliberales, la producción de maíz bajó. Primero porque se dejó de dar apoyo a los productores y segundo, porque se permitió la entrada de grandes cantidades de este grano, libre de aranceles, que lo único que hicieron fue desalentar la producción.
Ahora, el primer país productor de maíz en el mundo es Estados Unidos, y en segundo lugar China y Brasil. México compra de EU el 35%, de China, el 25% y de Brasil el 10%. México necesita alrededor de 45 millones de toneladas, de las cuales alcanza a producir cerca de 28, por lo que el resto lo tiene que importar.
Según datos de la Secretaría de Agricultura (Sagarpa), el consumo per cápita de los mexicanos en productos de maíz (aceites, jarabes, etc.), es de 330 kilos por año. Solo el consumo de tortillas es de 75 kilos por mexicano, pues según estadísticas, en promedio cada mexicano consume entre 7 y 10 tortillas al día.
Los principales estados productores en México son: Sinaloa (22%), Jalisco (14%), Estado de México (8%), Michoacán (7%), Guanajuato (6%), Guerrero (5%), Veracruz (5%), Chiapas (5%), Chihuahua (4%), Puebla (4%), y el resto de los estados representan el 20% restante.
Problemática de producción
Sin lugar a dudas, México tiene excelentes investigadores, pero las fuentes de trabajo son difíciles, por lo que estos investigadores han sido cooptados por países ricos. Por ejemplo, China ha contratado a varios ingenieros que trabajan en la producción de maíz en el país, teniendo los más altos rendimientos del mundo, alcanzando las 40 toneladas por hectárea.
En México se han alcanzado hasta 25 toneladas por hectárea, pero los campesinos que siembran para autoconsumo apenas alcanzan una tonelada, si no es que menos.
Otro de los problemas es que esos países usan semillas mejoradas, en las que aplican la ingeniería genética; es decir, son granos transgénicos de alto rendimiento, mientras que, en muchas zonas de México, siguen usando maíces nativos de muy baja producción.
Un tercer factor para la baja producción, es el elevado costo de fertilizantes e insumos. Los gobiernos neoliberales no protegieron empresas productoras de fertilizantes, por lo que dependemos de proveedores privados y de los precios internacionales.
Por ejemplo, hace unas semanas, la urea tenía un costo de 400 pesos y ahora tiene un precio alrededor de mil 200 pesos. Los insecticidas subieron un 200%. Por otra parte, las políticas públicas del nuevo gobierno, enfocadas en incrementar la producción de maíz, aún no tienen resultados positivos, ya que no se va a lograr aumentar ni incentivar la producción.
Agreguemos el abandono del campo, por la migración de personas, escaseo de agua para riego, pérdida de cultura de producción de maíz, venta de tierra cultivable para uso urbano, y un largo etcétera.
En síntesis, el panorama de producción de granos en México se observa negro. Esperemos que los futuros gobernantes pongan atención a esta problemática que no es menor.