Noemí Bautista / Izúcar de Matamoros, Pue.
Epifanio Aguirre Azcué y Margarita Pita Enríquez tienen una historia de amor que ha perdurado por 70 años. Ellos se conocieron desde muy jóvenes, cupido los flechó y hasta el día de hoy viven felizmente casados.
Al recibirnos en su casa, don Epifanio y doña Margarita nos cuentan su feliz historia de amor, que ha dado como fruto 8 hijos, más de 22 nietos, y 8 bisnietos.
Doña “Mago”, como la conocen sus familiares, originaria de Chiautla de Tapia, nos narró que antes casarse, se dedicaba a la venta de alhajas en los municipios de Chietla e Izúcar de Matamoros.
Era muy jovencita cuando sus padres comenzaron a radicar en Izúcar, donde conoció a su esposo a la edad de 15 años, porque vivía frente a su casa; “nos vimos y nos enamoramos, duramos 5 años de novios, después de ese tiempo nos casamos; nuestra boda fue muy bonita”, relató con emoción.
Agregó que antes de contraer matrimonio le puso condiciones a su esposo, su primer y único novio: “Si tú quieres casarte conmigo me respetas, no me vas a manosear porque no soy pan, tú me vas a respetar y yo te voy a respetar; y vamos a platicar cuando tenga tiempo porque trabajo”, dijo con dificultad para recordar la tercera condición.
Recordó que en una ocasión salieron a una cita: fueron al cine, pero cuando don Epifanio trato de abrazarla, ella le retiró el brazo y se salió de la sala, porque sintió que era una falta de respeto y que no estaba cumpliendo con la condición; “como mujeres tenemos que respetarnos”, añadió, al decir que fue la única vez que sucedió eso, y después de 5 años de novios, le pidió matrimonio y se casaron.
Fue el 23 de abril de 1955, cuando se comprometieron ante Dios, acompañados de sus familiares, amigos y seres queridos; desde esa fecha han estado felizmente casados, viendo crecer a sus hijos, nietos y bisnietos.
Señaló que su relación ha durado porque ha habido respeto entre ambas partes, “nos llevamos y vivimos bien; siempre tiene que ceder una persona para que esto funcione”.
Mencionó que su esposo no es borracho ni mujeriego, que ambos trabajaron duro para darle lo mejor a sus hijos, y nunca les faltó lo necesario.
“Mi ilusión como mujer eran mis hijos, me levantaba desde muy temprano para bañarlos, después cocinaba para darles de comer y llevarle el almuerzo a mi esposo a la Bacardí, donde trabajó 40 años” expresó.
Abundó que ambos se encuentran bien de salud, aunque ella tiene dolores en sus piernas por la edad, ya que de joven trabajó mucho para cuidar a sus hijos; en lavar, planchar y cocinar para ellos.
Expuso que gracias al esfuerzo que ellos realizaron, sus hijos Guadalupe, Teresa, Toribio, Avelina, Arturo, Cristina, Lucia y Violeta, son todos unos profesionistas; casados, y con una familia y economía estables.
Recalcó que antes no se celebraba el 14 de febrero, y que para ellos, la fecha para festejar el amor que se tienen, es el día que se casaron.
Con relación al tema del día del Amor y la Amistad, reconoció que los tiempos han cambiado, y que las cosas que viven ahora los jóvenes son diferentes, pero que dentro de una pareja debe haber respeto y amor para que las relaciones sean duraderas.