Opinión Libre / Hipólito Contreras
El domingo 22 de abril se celebró el Día Mundial de la Madre Tierra, instituido por la Asamblea General de la ONU el 10 de abril del 2009 mediante la resolución 63/278.
En un mundo globalizado, con una sociedad consumista, en constante crecimiento demográfico, con altos niveles de contaminación, sólo unos cuantos se acuerdan de la Madre Tierra que nos da todo para hacer posible la vida.
Lamentablemente son más los que destruyen la vida que los que la protegen, son más los que la dañan que los que la cuidan.
Advierten los científicos, los analistas, que de continuar el proceso de daño a la Tierra, la humanidad, la vida, desaparecerá por completo en menos de mil años, esto considerando el tamaño del planeta y su resistencia a los daños que le causan los seres humanos.
Sin embargo, también afirman que de no hacerse nada por frenar los daños al planeta, a finales de este siglo XXI y principios del XXII, las condiciones de la vida serán ya complejas, la temperatura se elevará más y las condiciones en general serán más complejas, grandes regiones ya no serán viables para la vida, habrá más desiertos, más tierras erosionadas, menos agua, menos alimento.
Es que una cosa es que un organismo mundial como la ONU haya declarado el 22 de abril como el Día Mundial de la Madre Tierra, y otra que los gobiernos y la sociedad mundial hagan cosas para proteger la vida, la Tierra, hacen justamente lo contrario.
Está bien que haya un Día Mundial del Medio Ambiente, un Día Mundial de la Madre Tierra, pero lo vital es que no se quede en conmemoración, sino que se pase a los hechos, a las acciones de protección de la vida.
No existe en México y el mundo una sola política aplicada de manera global para proteger la vida, es posible que se haga algo en Francia, Canadá, China, Israel, Argentina, México, etcétera, pero nadie hace algo para resolver el problema ambiental mundial, son acciones de buena voluntad de pequeños grupos contra la destrucción de miles de millones de seres humanos.
Cuando los defensores de la vida dan unos pasos para avanzar, los destructores avanzan kilómetros destruyendo todo a su paso.
La humanidad entre más crece más destruye, y no entiende nada, no escucha nada, consume y destruye, pisotea las especies, tira los árboles, contamina el agua, extingue especies, contamina el suelo, por eso se ha dicho que el peor enemigo de la Tierra son los humanos, desde que aparecieron empezaron a destruir y a dañar.
Si nos vamos en el tiempo veremos que en sólo 148 años, de 1870 al 2018, la humanidad está acabando con su único mundo. A partir de la revolución industrial ya nada fue igual en el mundo, esas criaturas inteligentes llamados seres humanos empezaron a dañar la vida, a destruir todo, ninguna otra especie daña tanto como los humanos, destructores por naturaleza.
Hoy con tanta tecnología y tanta ciencia la raza humana es aún más destructora, hoy daña mucho más que cuando se alumbraba con lámparas de aceite, hace unos 300 años.
Hoy ésta “avanzada” civilización que está comunicada en segundos vía internet, tiene al planeta en un gran riesgo, lo está calentando con su actividad industrial, con su expansión urbana a tierras agrícolas y boscosas, con su crecimiento demográfico, con la eliminación de especies, con la acelerada contaminación del agua y del suelo.
La humanidad y sus gobiernos parecen no entender que con su actitud destructiva avanzan hacia la eliminación de la vida en este único mundo que tenemos, parecen no entender que si no hacen nada por corregir las cosas la generación con la que culmine este siglo e inicie el siglo XXII enfrentará un mundo mucho más deteriorado, más caliente, más violento y con menos agua y alimentos.
Sí, se firman acuerdos internacionales para bajar los niveles de contaminación, de bióxido de carbono, de usar menos los autos, de utilizar tecnologías menos contaminantes, pero en los hechos poco o nada se hace, los países ricos, los industrializados, siguen haciendo lo mismo, destruyendo, contaminando, extinguiendo especies, arrasado bosques, contaminando ríos, enviando a los mares miles de toneladas de desechos urbanos e industriales. Los países menos desarrollados hacen lo mismo. No existen acuerdos, ni fechas, ni nada para poner un freno a las acciones contaminantes.
Está visto que la tecnología no resuelve los problemas ambientales, los resolvería si hubiera un desarrollo humano, una conciencia humana de poner fin a las acciones contaminantes.
Si en los próximos 82 años que le quedan al siglo nada se hace y se sigue con la misma tendencia actual de destrucción y contaminación, la humanidad del siglo XXII tendrá un planeta más caliente, con daños irreversibles, un mundo en crisis ambiental, o quizás, esto ocurra antes, en los próximos cincuenta años.
Esta civilización no ha querido entender que la Tierra es el único mundo habitable, al menos hasta a la fecha no se conoce otro, y si existe la tecnología actual no lo alcanza.
Si este es el único mundo que tenemos, hay que cuidarlo, si esta civilización no lo hace, estará marcando su destino, su extinción para siempre.