Redacción / Información general.
Los cañones antigranizo surgieron a finales del siglo XIX, pero no existe información científica que avale o refute que realmente funcionan; pues, supuestamente el sonido de su explosión causaría que el granizo se desintegre, sin embargo, “si así fuera no granizaría cuando hay truenos”, y mucho menos, podría detener la lluvia.
En el sitio de la Sociedad Protección Anti Granizo, SPAG por sus siglas, se explica el mecanismo del sistema, y se asegura que “respeta el ciclo natural de la nube, y no afecta a la cantidad de lluvia ni produce una variación en la dirección de las nubles”.
Pero la evidencia científica no está ni del lado de los campesinos ni del de SPAG. “No hay ningún mecanismo físico para que funcionen”, asegura el divulgador de ciencia Mauricio Schwarz. ”
“Es una continuación de cuando tiraban cañonazos para ahuyentar a las tormentas, que desde que se comenzó a usar la pólvora se le ocurrió a alguien (…) no hay un mecanismo para que el sonido afecte la formación de granizo, seamos lógicos, si así fuera no granizaría cuando hay truenos; son infinitamente más fuertes que cualquiera de estos absurdos cañones, la potencia sónica de un trueno trasciende cualquier cosa que podamos construir”
Ante un conjunto de fenómenos meteorológicos cuyas afectaciones vulneran a familias y comunidades enteras (como la sequía) es más fácil atribuirle sus efectos a la intención deliberada del hombre, que, a los efectos, por ejemplo, del calentamiento global.
“Sin embargo, la gente que no conoce su historia está condenada a repetirla” aseveran los investigadores. Más de 60 años después una empresa de nombre de Corballan comenzó a popularizar de nuevo el uso de cañones, y gradualmente, la industria volvió a las andadas.
Schwarz explica que, así como no hay un mecanismo físico para que se las ondas de sonido intervengan con la formación de hielo, también es imposible que haya una relación con la lluvia. De lo que él se dice seguro es que alguien le ha vendido la idea a los agricultores de que los cañones granífugos son los responsables de las pocas lluvias.