**En la madrugada del Día de Muertos, se acostumbra regalar algo de la ofrenda al campanero que recorre las calles de Izúcar**
Juan Rubio / Izúcar de Matamoros, Pue.
Tocando una singular campana, y con un ayate o un costal en mano, es como el campanero de cada iglesia o parroquia de Izúcar de Matamoros recorre las calles de la ciudad durante la madrugada del “Día de Todos Santos” para que las familias le obsequien algo de su ofrenda en muestra de “agradecimiento” por brindar sus servicios de campanero durante el resto del año.
Así es como lo han dado a conocer ciudadanos de esta demarcación, quienes expusieron que esta tradición se ha inculcado de generación en generación, por lo que se desconoce exactamente cuándo se realizó por primera vez, así como el lugar donde nació, aunque, la continúan realizando año con año.
La importancia de las tradiciones izucarenses
En entrevista para Enlace Noticias, Juan Carlos Ramírez Pérez, integrante de un grupo de vecinos que se encuentra rescatando la iglesia de la colonia de San Miguel, dijo que dentro de su labor como agrupación, también está el preservar las tradiciones e inculcarlas a las nuevas generaciones.
Explicó que las personas mayores les enseñaron que durante la madrugada del primer día del mes de Noviembre (Día de Todos Santos), el campanero de la iglesia o templo, recorre las calles de ese lugar tocando una pequeña campana con la que avisa su llegada; al mismo tiempo, otra persona que es afín al campanero, también se encuentra tocando la campana de la iglesia, con la que igualmente da aviso a los vecinos.
La finalidad de esta acción, es que los habitantes salgan de sus casas y regalen algo de su ofrenda o altar de Día de Muertos al campanero, en muestra de agradecimiento por prestar sus servicios en cada celebración eucarística, fiesta patronal o cuando fallece alguna persona.
Por su parte, Daniel Castillo, miembro del grupo que se encuentran rescatando la iglesia de San Miguel, quiso destacar que en este Día de Muertos realizarán la primera “Gran Ofrenda” al interior de este recinto.
Abundó que una de las razones por las que decidieron realizar esta “Gran Ofrenda”, es rendir tributo a los antepasados familiares, a los difuntos cercanos o a personajes importantes, así como rescatar las tradiciones e inculcarlas a los menores de la colonia.
A la vez, hizo una invitación a los habitantes de San Miguel para que se sumen a las actividades que realizan en la iglesia que lleva el mismo nombre, con la finalidad de acercarse como comunidad.
Esta tradición se vio afectada por el sismo de 2017
Raúl Martínez Velázquez, cronista municipal de Izúcar de Matamoros, contó para este medio de comunicación que el “Pan para el campanero”, “tiene que ver con una costumbre muy arraigada a los barrios, la cual es, que cuando fallece una persona, se tocan de manera especial las campanas”, dijo.
Indicó que el repique de campanas en los templos no necesariamente lo tiene que realizar el mayordomo, sino que en muchas ocasiones se auxilia de voluntarios para realizar este tipo de funciones.
“A veces cuando fallece alguien, acuden de manera libre, para tocar de manera especial las campanas, los dobles o repiques como tal, esto sucede a lo largo del año, por lo tanto, este grupo de personas, tienen un momento de, por decirlo así, compensación”, expuso.
Agregó que cuando ocurrió el sismo del 19 de septiembre de 2017, esta tradición en específico se vio afectada, pues los campanarios de los templos de Izúcar de Matamoros fueron dañados en su mayoría.
“Algunos todavía usan las campanas, otros no, entonces se ha trastocado un poquito esta tradición; sin embargo, algunos siguen realizándola porque siguen tocando precisamente las campanas, a lo mejor no con la misma intensidad con la que se hacía antes del sismo, pero se sigue realizando”, recordó.
Reveló que las únicas iglesias que funcionan completas son las dos del centro: la parroquia de la Asunción y la iglesia de La Luz, que fueron arregladas por la propia comunidad, y la iglesia del barrio de Santiago Mihuacán, que también fue reparada por los pobladores.
En el caso de las demás iglesias de los barrios, lamentablemente todavía no ha habido ningún avance para su recuperación; ahí parte del INAH está realizando proyectos, pero todavía no hay ninguna intervención real sobre los edificios”, finalizó.