Elizabeth Soriano / Izúcar de Matamoros, Pue.
A diario se produce un promedio de 71.3 toneladas de basura en el municipio de Izúcar de Matamoros, lo que provoca que cada día aumente la posibilidad de que el relleno sanitario se quede sin capacidad para recibir residuos, por ello se buscan alternativas para disminuir dicha situación, impulsando el uso de programas para el tratamiento de los deshechos que generan más de 22 mil familias izucarenses.
En Izúcar se está impulsando el programa “Comunidad de Aprendizaje Cero Basura”, un programa de manejo integral de residuos urbanos que tiene el objetivo de reducir la cantidad de desperdicio que ingresa al relleno sanitario y concientizar a la ciudadanía en tener un estilo de vida más amigable con el medio ambiente.
Crear fertilizantes con la basura
En entrevista para Enlace Noticias, el director de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Izúcar de Matamoros David Navarrete Rosas, expuso que existe una necesidad urgente de disminuir la cantidad de residuos que entra al relleno sanitario y generar en la ciudadanía acciones sustentables amigables con el medio ambiente; para ello, se está impulsando en las comunidades la creación de biofábricas.
Dichas acciones forman parte de una primera etapa del programa “Comunidad del Aprendizaje Cero Basura”, donde se pretende encaminar al municipio en una economía circular, que busca recuperar residuos urbanos y convertirlos en insumos para la industria agrícola.
Desde hace una semana se inició con la primera etapa de este programa impulsado por el gobierno municipal, en donde se están recolectando residuos orgánicos en los mercados públicos; actualmente están participando más de 50 locatarios del mercado “Miguel Cástulo de Alatriste”.
Tan solo con la participación de los comerciantes del mercado, se ha logrado recoger una tonelada de basura orgánica para que se convierta en fertilizante; sin embargo, se busca que el proyecto se impulse a mayor escala, procesando las 40 toneladas de residuos orgánicos que producen a diario los izucarenses, las cuales se convertirán en decenas de litros de fertilizantes y kilos de composta para la aplicación en los cultivos, y con ello generar beneficios para las siembras y al mismo tiempo ayude a mejorar las propiedades del suelo; esto permitirá también un menor costo de producción.
Los residuos recolectados serán procesados en instalaciones denominadas biofábricas, las cuales usan técnicas de poca inversión y que ya se han implementado en comunidades del municipio que son parte del programa federal “Producción para el Bienestar”, en sus escuelas de campo.
De acuerdo con el funcionario municipal, el programa se basó en la técnica de las biofábricas; sin embargo, la idea no es únicamente darles tratamiento a desechos orgánicos rurales como en el programa federal, sino también a los urbanos.
Informó que el predio que se está usando actualmente en esta etapa inicial tiene aproximadamente 2 mil metros cuadrados, donde se tiene la capacidad de procesar hasta 7 toneladas de desechos, pero se espera que en los próximos meses más establecimientos se sumen al programa, como juguerías o restaurantes, y de esa manera ir creciendo más.
Asimismo, expuso que se espera que para 2023 la invitación a participar en el programa sea abierta y se recolecten los residuos de casa habitación, por lo menos el 30 por ciento de lo producido; en esa fase se estarían realizando los procesos de tratamiento en unas instalaciones más grandes.
La meta es que, al término de la administración, se recolecte el 100 por ciento de los residuos del municipio y se deje establecido el sistema, para que el gobierno entrante pueda retomar dichas prácticas.
¿Cómo es el proceso?
El funcionario municipal explicó que el proceso de reutilización en las biofábricas es muy sencillo y al alcance de los productores, por lo que se trabaja para que el proyecto vaya creciendo poco a poco.
En cuanto a cómo se realiza, Navarrete Rosas indicó que en las instalaciones se ponen unos elementos a los que le llaman cama, los cuales está hechos de paja, se les coloca una remembrana y posteriormente se ponen capas de diferentes residuos; posteriormente, se hace circular agua por dicha estructura.
Con ello, se va recolectando el líquido que se extrae de los residuos combinado con el agua, sustancia que contiene diferentes microrganismos que serán los que favorezcan los cultivos.
“Es importante que la combinación contenga material seco, material orgánico con humedad y microorganismos; las reacciones que produzca será lo que servirá de fertilizante en los cultivos”, señaló.
Con ello, dio a conocer que este tipo de fertilizantes, los cuales son conocidos como foliares, son costosos, pues el litro tiene un costo aproximado de 800 pesos, por lo que esta planta municipal generaría 20 mil litros mensuales de este insumo, lo que permitiría a los productores obtener un fertilizante económico, eficiente y amigable con el medio ambiente.
Abundó que en los próximos meses se seguirá trabajando para que se realice una gran campaña de difusión y concientización en la ciudadanía izucarense, exhortando a los habitantes a separar su basura y entregarla al camión correspondiente, dependiendo de los deshechos; por ejemplo, si es orgánica en un camión verde, o si es peligrosa en un camión rojo, y así sucesivamente.
Un programa de poca inversión
Rosas Navarrete destacó que un punto positivo que tiene el implementar este programa es que es de poca inversión, un programa económicamente sostenible, y ese fue uno de los puntos positivos por los cuales decidieron retomar esa idea e implementarla en el municipio.
En los pocos días que lleva realizándose, sólo se han adquirido insumos básicos como geotextil, algunos plásticos, tinacos, tambos, la compra de la gasolina para la recolección, lo que hasta el momento ha representado un gasto de aproximadamente 20 mil pesos.
Aunada a la poca inversión que requiere el proceso de conversión de los desechos, se plantea que los fertilizantes, tanto líquidos como sólidos, se pongan a la venta de los campesinos, a un precio accesible, pero que también se logre mantener el sistema para continuar con la recolección y el proceso de los residuos.
La obtención de estos fertilizantes naturales pretende apoyar a todos los productores, tanto de temporal, quienes tendrán un elemento más para contrarrestar los efectos de la sequía; como para los cañeros, que tendrán la oportunidad de usarlos y ayuden a nutrir sus tierras y vean un incremento en su producción; es decir, habrá más ganancias.
“Tenemos alrededor de 19 ejidos en el municipio, la gran mayoría de ellos son productores de temporal que están sufriendo la sequía, pero con estas prácticas de cuidado del suelo, de aplicación de abono orgánico, ayudaremos un poco a mitigar el impacto”, resaltó.
Comunidades lo usan
David Navarrete expuso que el proyecto ya se encuentra funcionado en seis comunidades del municipio como son: Colucán, La Galarza, San Juan Raboso, Agua Escondida y Abelardo L. Rodríguez.
En dichas localidades, los ejidatarios fueron beneficiados por el programa denominado Producción para el Bienestar, ahí tienen grupos que denominan “Escuelas de campo”, donde se encuentran aplicando esta técnica de biofábricas, una tecnología fácil de replicar; pero a comparación con el proyecto del Ayuntamiento, ellos se encuentran procesando los residuos rurales.
Tan solo en la comunidad de San Juan Raboso, con esta técnica se están produciendo alrededor de 3 mil litros quincenales de fertilizantes, aunque también ya empiezan a trabajar con los residuos de las casas de los mismos productores que trabajan la técnica para perfeccionarla y replicarla a mayor escala.
Por ello, estas pequeñas escuelas de campo también han recibido apoyos de parte del Ayuntamiento de Izúcar de Matamoros, luego de que firmaran un convenio de colaboración con el gobierno federal, quienes han seguido de cerca sus procesos y los han ayudado a adquirir ciertos insumos, y al mismo tiempo han aprendido de ellos la técnica para procesar no solo la basura de los establos, sino también la urbana, la que sale de los hogares o establecimientos comerciales.
En alerta la capacidad del relleno sanitario
El director comentó que el relleno sanitario es intermunicipal, lo que significa que son varias las demarcaciones que llevan sus residuos al lugar; ahí se deshecha la basura de alrededor de 14 municipios, sin embargo, al principio era solo para 6, por lo que su capacidad se ve reducida en los últimos años.
Detalló que fue en 2003 que se creó el depositó, pero los ayuntamientos de esa época lo concesionaron a la empresa RESA, S.A. de C.V. en 2010, contrato que se terminaría en 2025, teniendo una capacidad aproximada de 687 mil 828 metros cúbicos, por lo que, en los cálculos hechos en la época, llegaría a su máxima capacidad en 2030.
No obstante, dado el incremento en la basura que se genera en los municipios, se necesita realizar un estudio técnico para determinar realmente cuánto le queda de vida al lugar, pues considera que se agotaría antes de los previsto.
De ser así, se tendría que revisar a fondo la normatividad ambiental en la que esté funcionando el relleno sanitario, pues de no cumplirse, el gobierno tendría que pensar en lo que marca la ley en términos de clausura de las instalaciones.
Destacó que tan solo del municipio de Izúcar de Matamoros, todos los días ingresan en promedio 71.3 toneladas de basura, de las cuales 40 son residuos orgánicos y el 31.1 son de otras características, tales como plásticos, desechos médicos, entre otros.
Es por eso que el Ayuntamiento de Izúcar está buscando alternativas para que el número de toneladas se reduzca de manera considerable y el relleno sanitario llegue a su máxima capacidad en la fecha prevista y no antes.
De acuerdo con un estudio realizado por el IGAVIM en 2020 sobre un “Diagnóstico de Sitios de Disposición final de residuos urbanos” en Puebla, en el relleno sanitario ingresan residuos de alrededor de 150 mil habitantes; no obstante, el funcionario expuso que son aproximadamente 14 municipios quienes mandan su basura al depósito. Entre los éstos se encuentra Chiautla de Tapia, Huehuetlán el Chico, Chietla, Atzala, Tilapa, Epatlán, Tepeojuma, Huaquechula, Xochiltepec, Tlapanalá, Tepexco y Totoltepec.