La increíble historia de seis adolescentes tonganos ha resurgido como un ejemplo de resiliencia y colaboración en medio de la adversidad. Estos jóvenes, cuyas edades oscilan entre los 13 y 18 años, fueron descubiertos viviendo en la deshabitada isla de Ata, tras haber estado varados allí durante 15 meses, después de una aventura que salió mal.
En 1965, los chicos robaron un barco con la intención de explorar, pero una feroz tormenta los llevó a la orilla de Ata. A pesar de las difíciles condiciones, lograron sobrevivir gracias a su ingenio y trabajo en equipo. Durante su estancia, construyeron una mini civilización, que incluía un huerto, un sistema de recolección de agua, y una casa rudimentaria. Además, mantuvieron una hoguera encendida, símbolo de su esperanza y unión.
El fotógrafo John Carnemolla regresó a la isla en 1966 para documentar la vida de los adolescentes durante su tiempo allí. Sus imágenes capturan momentos de creatividad y alegría, desde la pesca hasta la construcción de objetos cotidianos, incluyendo un ukelele hecho a mano.
A diferencia de la narrativa de “El señor de las moscas” de William Golding, que explora la descomposición social entre un grupo de jóvenes, la historia de los chicos de Ata resalta la cooperación y el apoyo mutuo. A lo largo de su experiencia, lograron mantener la paz y un espíritu de comunidad, enfrentando juntos los desafíos que la isla les presentó.
Esta inspiradora historia no solo muestra el ingenio humano, sino también el poder del trabajo en equipo y la amistad en circunstancias extremas. La experiencia de estos adolescentes se ha convertido en un símbolo de esperanza, recordándonos que la solidaridad puede prevalecer incluso en los momentos más difíciles.