El boxeador mexicano Esteban Bermúdez, no pudo contener la lagrimas tras alzarse con el triunfo, tras quitarle el título de Minimosca de la Asociación Mundial de Boxeo, al venezolano Carlos Cañizales y es que la vida del mexicano no ha sido nada fácil y el escuchar su nombre arriba del ring le provoco la emoción total.
Bermúdez sorprendió a los aficionados al boxeo, noqueado en seis rounds a Cañizales. En las tres tarjetas estaba abajo con amplitud y sólo los volados de derecha al rostro rival le abrieron la puerta del triunfo. “Gracias Dios”, gritaba mientras sostenía la bandera mexicana en un puño y el cinturón de campeón en la otra.
“Yo soy de Ciudad Lago, entre Ciudad Nezahualcóyotl y Ecatepec, soy de en medio. Realmente llegué al boxeo por lo que ahora le dicen bullying; antes me agarraban de bajada ahí donde vivía, igual que a uno de mis hermanos. Pero aprendí esta disciplina y gracias a dios lo agarré, lo quise y hoy soy campeón del mundo”, dijo Esteban tras la victoria.
Con la emoción que lo embargaba y lágrimas en los ojos dedicó la conquista a toda su familia, en especial a su madre, a su esposa y a su hermano Jesús, que perdió la vista como consecuencia de la diabetes. “Ellos son los que me hacen salir adelante, las ganas de querer ayudarlos. Vine con la esperanza de ser campeón y gracias a Dios ahora lo somos con mucha hambre y con muchas ganas. Venimos sin nada y nos vamos a ir sin nada, pero trataré de dejarle algo a mi familia”, añadió.