“Ser parte de los voladores no es fácil, ya que desde temprana edad se debe mostrar que se trae el don para subir, estar en las alturas y volar invocando a la lluvia y al dios Sol”, narró Vidal Pérez de la Cruz, quien dijo ser un “orgulloso totonaca y anunciador por el mundo de esta cultura mexicana”.
Miembro del grupo que este año acude a las fiestas de Santo Domingo de Guzmán, en Izúcar de Matamoros, dijo que todo esto es parte de la tradición que vienen practicando los Voladores de Papantla, de generación en generación.
“Somos originarios del Tajín, lugar de relámpagos y truenos, del estado de Veracruz y ocho integrantes de una familia somos los que componemos este grupo de voladores que hoy está en Izúcar, en la fiesta de Santo Domingo de Guzmán, lugar al que acudimos para difundir nuestra cultura, pero también para venerar al santo patrono”, dijo.
Comentó que a los 7 años de edad se ve quien trae el don y es en dos o tres meses cuando se ve si la persona es apta para ir a las alturas; no hay más tiempo, ya que si en esos meses no pasan la prueba, es seguro que nunca irán a las alturas.
La danza tiene que ver con
la naturaleza
Vidal Pérez explica que la danza “tiene un por qué, tiene que ver con la naturaleza y elementos como la semilla de la fertilidad, la figura del danzante que está en el centro y que es el que invoca y tiene contacto con el padre Sol, la danza hacia los cuatro puntos cardinales, siempre inclinados sobre la tierra, para que nuestro corazón sienta el latir de la tierra, así es como subimos a la cima”.
Prosiguió: “Puedo asegurar, que son muchas generaciones y varios rituales que se hacían desde antes de Cristo y esto es a partir de perder el miedo, de ir hacia arriba y llegar a las alturas sin miedo, de concentrarse e iniciar el ritual a la lluvia, al dios Sol y posteriormente volar y sentir ese contacto con la naturaleza”, sostuvo.
Aseguró que Izúcar es sorprendente por su celebración a Santo Domingo y se engalana con su “palo volador” que es de metal y que tiene 40 metros de altitud, haciéndolo uno de los más altos del país.
“Hay otros que son de árbol natural y para cortar el palo, tenemos que hacer un ritual, ya que tenemos que ir ante la madre naturaleza y pedirle permiso para cortar uno de sus hijos, el cual servirá para que hagamos nuestras danzas por los aires”, mencionó.
Danza fuera de México
Los voladores que se encuentran en Izúcar, engalanando la festividad religiosa de Santo Domingo de Guzmán, que se celebrará mañana martes 8 de agosto, no solamente han presentado su magnífico espectáculo cultural en esta región y en el país, sino que con él han viajado a otras partes del mundo, llevando como Vidal Pérez de la Cruz, lo afirma, la cultura totonaca por países como Alemania, Suecia, Dinamarca, parte de Sudamérica y Estados Unidos
“Nosotros llegamos a este lugar (Izúcar de Matamoros) desde 1990, y posteriormente comenzamos a ir por otras partes del mundo y actualmente así es nuestro peregrinar, venir cada año a este lugar y también acudir a otros sitios llevando nuestra cultura”, dijo.
Los Voladores de Papantla acuden cada año a esta fiesta en cumplimiento de lo que ellos denominan una Manda.
La fiesta de Santo Domingo de Guzmán reúne a los catorce barrios de Izúcar de Matamoros, quienes acuden con las imágenes de sus patronos y participan en una procesión que es al mismo tiempo una expresión de la religiosidad implantada por los frailes dominicos, y uno de los principales atractivos turísticos de esta celebración.