Opinión de Gabriel Sánchez Andraca / Semana Política
Si bien es cierto que en México la situación de las mujeres ha mejorado en algunos sectores, también lo es que hay diferencias entre los estados de la República, y en la entidad poblana siguen predominando prejuicios por motivos religiosos o derivados de la cultura machista, que sigue imperante en algunas regiones más que en otras.
Dos psicólogos egresados de la BUAP, opinan que se requiere un plan de reeducación de hombres y mujeres, para acabar con los prejuicios y costumbres que aún existen en diversas regiones del estado.
La plática con este reportero, surgió con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, día en que, en un programa de televisión, se dio a conocer un dato verdaderamente preocupante. Se dijo que de cada diez mexicanas siete sufren violencia dentro de su hogar, es decir, las maltratan sus esposos física o mentalmente.
El maltrato psicológico no se aborda directamente, pues muchas mujeres ni siquiera lo toman como maltrato, por sus mismos prejuicios religiosos o derivados del amor romántico, otro de los factores que influyen en esto.
La mujer al casarse, debe obedecer a su marido y dedicarse al cuidado de su casa y de sus hijos, era el mandato que hasta hace algunas décadas prevalecía en todas partes; pero resulta que la sociedad ha evolucionado muy rápidamente en los últimos años y cientos, miles de mujeres trabajan fuera de sus casas y aún así, siguen atendiendo las labores “propias de su sexo”, como se decía en el pasado reciente.
Es decir, tienen un doble trabajo, pues las exigencias sociales crecen cada día y ellas tienen que aportar para el sostenimiento del hogar, destinando en algunos casos del 50 al 75 por ciento de sus sueldos, en otros el 40 o el 25 por ciento, pero las que pueden ocupar el cien por ciento de sus ingresos para ellas mismas, son muy pocas.
En las grandes ciudades como Puebla, la liberación de la mujer se hace más patente, pero en la provincia, en las medianas y pequeñas ciudades, en los pueblos en general, la situación casi no ha cambiado.
NUNCA HA HABIDO UN PLANTEAMIENTO EDUCATIVO que busque el cambio de mentalidad de hombres y mujeres en este campo. Los hombres siguen siendo machos, y las mujeres deben ser hogareñas y punto.
Desde el punto de vista de nuestros amigos psicólogos, eso impide más que otra cosa el cambio de actitudes, una total falta de educación para la vida, en la que el hombre no se sienta superior a la mujer y ésta no se sienta inferior. El amor romántico es un sueño, es algo fuera de la realidad: entre una pareja de hombre y mujer, debe haber cariño, comprensión y colaboración mutua. El enamoramiento es pasajero y resulta estorboso para una relación sana entre un hombre y una mujer.
Según nuestros entrevistados, es generalmente más exitosa una pareja de amigos que se casan, que una pareja de enamorados. Entre los amigos hay comprensión desde el principio, colaboración, afecto que crece con el tiempo; por el contrario, en el enamoramiento, todo va a la baja: hombre y mujer, se dan cuenta que no se conocen realmente, que no se entienden, empiezan los celos y todo termina muchas veces en violencia y odio.
Creen que, para formular un plan tendiente a evitar problemas a futuro, deben intervenir principalmente profesionales de la psicología por tener estudios especializados sobre el comportamiento del ser humano, que no debe ser limitado a que antes, las parejas vivían juntas toda la vida sin problemas.
Ya no estamos en los tiempos de antes: ahora la mujer trabaja, algunas son ejecutivas de alguna empresa, tienen que atender a los hijos y al marido, establecer relaciones con otras personas fuera del hogar y no quieren estar encerradas entre cuatro paredes.
Surgen los problemas porque los hombres también están estresados por el trabajo, tienen amistades fuera del hogar con las que conviven con alguna frecuencia, y si la esposa dejara de trabajar, habría problemas económicos que nadie quiere tener.
ESTO DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR RESULTA realmente complicado y es cierto que solo se le presta atención en días como el Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, pero el remedio, pasada la fecha de la celebración, no se busca, no se habla se él, ni se analizan las circunstancias que la vida moderna impone a las parejas modernas.
Es tiempo ya de que hombres y mujeres pongan empeño en su reeducación para estos tiempos que cada día se complican más.
Las autoridades se han notado más abiertas a tratar el tema, pero no se han dado cuenta, pues entre los políticos hay gente muy atrasada, que la discriminación de la mujer, en el hogar, en el trabajo, en sociedad, es un asunto educativo básicamente, de hombres y mujeres y que es ahí, donde se debe de insistir.