Derivado de la gran ola de violencia que se vive en el estado de Michoacán, Papa Francisco envió una carta al obispo de Apatzingán, Cristóbal Ascencio García, en la cual pide por la conversión de los narcotraficantes y que las autoridades hagan un mayor esfuerzo por frenar la violencia.
“Pido al Señor que convierta el corazón de los responsables de tanta muerte y desolación y que inspire a los encargados del bien común a comprometerse en la erradicación del crimen y de la impunidad así como en la generación de espacios de trabajo digno y útil de la entera sociedad, especialmente a los jóvenes de esta tierra, que les permita salir de condiciones de pobreza y de marginación proyectarse hacia el futuro y no ceder a la tentación de adecuarse al circuito del narcotráfico y de la violencia”, dice parte del texto de la carta.
En su carta de 2 mil 908 letras, el papa Francisco remarcó “mi participación en sus penas y en sus angustias, así como mi oración al Señor Jesús, príncipe de la paz, implorándoles conserve la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, y la riqueza de los dones del Espíritu Santo, para que puedan ir adelante en la vida y él les ayude a llevar sus cruces y sufrimientos con mansedumbre, fortaleza y paciencia”.
Además, escribió “Jesús nunca dijo que el camino sería fácil, predijo pruebas y persecución, pero también que no faltarían las consolaciones de Dios, es de gran consuelo saber que el camino no lo recorremos solos”.
“Jesús camina vehementemente a nuestro lado sobre todo en los momentos de pruebas y de tribulación, además, él está dispuesto a darnos cien veces más, pero sin olvidar que su paz supone la cruz, porque una paz sin la cruz no es la paz de Jesús”.
El líder de la Iglesia católica, pidió a la ciudadanía que confíen en el Señor Jesús, a que no tengan miedos de contrarrestar la violencia que tiene origen en el maligno con el amor, la misericordia y el perdón, “que brotan del corazón divino del Salvador”.
“Pido al Señor que convierta el corazón de los responsables de tanta muerte y desolación y también que inspire a los encargados del bien común a comprometerse en la erradicación del crimen y de la impunidad, así como en la generación de espacios de trabajo digno y útil para la entera sociedad, especialmente para los jóvenes de esta tierra. Que les permita salir de situaciones de pobreza y marginación, proyectarse a su futuro y no ceder a la tentación de adentrarse al circuito del narcotráfico y de la violencia”, puntualizó el papa Francisco.