Desde el 2001 cada 2 de julio se celebra el Día Mundial del OVNI, como parte de la conmemoración del Caso Roswell, que se registró en el año 1947. Cuando un objeto desconocido se estrelló en un rancho cerca de Roswell, Nuevo México, en esa ocasión, un supuesto disco volador se precipitó luego de que fuera avistado en el cielo.
Puebla no es ajeno a este tipo de temas, uno de los casos más populares se registro a principios de la década de los noventas, en la localidad de San Baltazar Atlimeyaya, perteneciente al municipio de Atlixco, donde se reportaron avistamientos, así como la presencia de luces intermitentes en el cielo o de formas extrañas que cruzaban el firmamento, especialmente durante la noche.
Debido a diversos y la euforia que se vivía por este tipo de fenómenos, donde varios decían que los objetos descendían bajo el carácter del volcán Popocatépetl, se establecieron rutas de búsqueda y ascenso al coloso que se localiza entre los estados de México, Tlaxcala y Puebla para tratar de encontrar el punto de aterrizaje o la ubicación de su supuesta base de concentración.
Todo esto despertó un mayor interés en la población, tal fue la euforia sobre el tema que, en mayo de 2001, las autoridades municipales de Atlixco solicitaran a la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) la donación de un tanque elevado en desuso. Este sirvió para realizar una escultura que representara a un Objeto Volador No Identificado, la cual hasta la fecha es considerada como un atractivo turístico obligado de Puebla.
En lo alto del cerro se puede apreciar la enorme escultura de ocho metros de diámetro y siete metros de altura. Se encuentra a 300 metros del famoso Punto Marconi, también conocido como “punto muerto”, el encargado de realizar la obra fue Ricardo Vivar.