Redacción / Ciudad de México.
*Dijo que es alarmante que los grandes consorcios dicten la agenda internacional
José Sarukhán Kermez, pionero en trabajar en el sector ambiental en México, advirtió que es alarmante que en relación con el cambio climático, las grandes corporaciones tomen en sus manos la agenda internacional y dicten lo que debe pasar en los países. “Eso me parece inaceptable, por mucho que hablemos de globalización”, detalló.
Mencionó que no se puede esperar más tiempo para atacar el problema del calentamiento global y vio como única solución, que la sociedad informada empiece a reaccionar rápidamente. “No hay tanto tiempo”, sostuvo, tras mencionar que aunque haya élites económicas y de conocimiento, el impacto va a ser tan fuerte que incluso a los mismos que piensan: ‘tengo el dinero, la tecnología, no pasa nada’. Les va pasar”.
Sarukhán Kermez, es coordinador nacional de la Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad (Conabio); fue rector de la Universidad Nacional Autónoma de México. En 1961, a los 21 años, empezó a trabajar en Tuxtepec con la planta de barbasco –sobre la que hizo su tesis–, la cual contiene sustancias que produjeron el cambio social más importante en las mujeres: la capacidad de decidir si se embarazaban.
Expuso lo que en este año ha sucedido en materia de fenómenos meteorológicos, como los intensos huracanes y lluvias, así como el cambio climático y las contribuciones previstas y determinadas a escala nacional (INDC), por sus siglas en inglés para reducir emisiones, en el contexto de los Acuerdos de París.
“Como ya lo he dicho hace años, la tendencia hacia un extremismo de las condiciones mínimas, que son más sequías, más calor, y por otro lado una exacerbación de los extremos altos, con lluvias muy intensas, huracanes más dañiños; no más fenómenos. Lo que estamos viendo es por las características del cambio climático”, relató en entrevista.
“Esto va a continuar en la medida en que siga habiendo más acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera (que provocan el calentamiento global). Cada año se acumulan más de 3 mil 500 millones de toneladas de bióxido de carbono, más óxido de nitrógeno, más metano y otros gases. Lo que estamos haciendo es subirle la temperatura a la estufa.
Va a haber más problemas de esta índole. Ya lo estamos viendo, no sólo en México sino en otras partes. Mientras no haya medidas más radicales tomadas por todos los países, en especial por los que tienen más pecado, que son los países más industrializados, el proceso va a seguir.
“No tenemos noción de cuánto dura una molécula de bióxido de carbono en la atmósfera; tenemos registro de que se van por no menos de 60 años. Algunos calculan que son cientos de años, otros dicen que son miles. Lo que sea, quiere decir que aunque no se produjera una molécula más de bióxido de carbono, el efecto de lo que ya está arriba va a seguir influyendo sobre los patrones climáticos. Tenemos que adoptar una medida seria, fuerte, la cual no se está tomando a escala global, de reducción de emisiones, particularmente de combustibles fósiles”.
“Se requiere un movimiento muy intenso hacia formas de producción de energía renovable, verde, pero hay que ver que en esa dirección nos movemos muy poco. Los calentadores solares reducen 80 por ciento el consumo de gas. Eso se hacía en ranchos en el país, lo he visto desde hace 30 años. ¿Por qué no lo podemos hacer? Hay una miopía de no entrar a resolver estos problemas en serio.
La gente quiere sacar el máximo provecho a sus inversiones hasta que sea posible. El daño social de eso es brutal. Una industria como la del petróleo busca seguir ganando dinero, y arruina la vida del planeta. Debe haber un cambio profundo de ética de todo el mundo, para que el beneficio de unos cuantos no vaya sobre el daño de muchos.
En el ámbito internacional, Sarukhán Kermes expuso que Estados Unidos como nación no ha hecho nada, pero hay estados que sí hacen cambios importantes y puso como ejemplo a California, que es un ejemplo de reglamentos de emisiones de automóviles, de producción de energía verde, renovable, lo mismo que otros estados de la costa del Pacífico. “Hay otra parte del centro que son más retrógradas, que no creen en el cambio climático. Deben ser retrasados mentales para no ver que hay un problema y una relación cercana entre la actividad económica, industrial, de la humanidad y la acumulación de gases en la atmósfera que produce estos cambios”, dijo.
Aseguró estar convencido de que la mejor energía es la que no se usa, esto quiere decir disminuir el uso de la no necesaria. Reducir el consumo de bienes que no son indispensables y sí estimular a la gente que necesita mejorar su nivel de vida, a que puedan tener sus recursos sin modificar las cosas, que esto no crezca.
Aseguró que la razón por la que Estados Unidos no firmó el Protocolo de Kyoto y el Convenio de Diversidad Biológica, no “es porque los gobernantes sean idiotas, que los hay, sino porque simplemente en su sistema democrático el Congreso es el que decide y está compuesto por congresistas puestos ahí con el apoyo de las grandes corporaciones e intereses económicos”.
En Tlancualpicán ya hay
una casa ecológica
David Hernández Flores, director del bachillerato “Morelos”, mencionó que en Tlancualpicán, perteneciente al municipio de Chiautla de Tapia, existe una vivienda conocida como “Casa Ecológica”, propiedad de unas personas originarias de Estados Unidos, la cual desde la construcción, está hecha de manera ecológica.
“La casa está construida con baños ecológicos, con muros de paja compactados y el revoque, es muy térmica, y los propietarios consumen energía solar a través de paneles solares, además de contar con plantas medicinales y utilizan la lombricomposta”, dijo.
Añadió que los propietarios de la casa capacitan a las personas que lo requieren para difundir más la idea de emprender acciones que contrarresten los efectos del cambio climático.